En las nubes

Disfruta de los genios

Sí, disfrutemos de los genios. Aquellos que engañaron, como siempre, al joven mandatario mexicano para autorizar la invasión de una casa de protección al desvalido, con sesenta años de existir en Zamora, Michoacán.

Más de cien policías, federales, ministerios público, soldados, marinos, de derechos humanos y hasta notarios, irrumpieron en el hogar en donde medio millar de desvalidos (recién nacidos, bebés, niños, niñas, adolescentes, adultos y gente de la tercera edad) son atendidos por no más de quince personas y Mamá Rosa, como conocen de siempre a doña Rosa Verduzco.

El contingente armado creyó encontrar, amén de prostitución, tráfico de gente, drogas, armamento, dinero escondido, automóviles blindados, e incursionó al amparo de la noche. Tocaron la puerta, les abrieron y se apoderaron del lugar en espera de una investigación.

A mamá Rosa, de ochenta y dos años, le exigieron entregara vehículos, dinero, drogas, armamento. Y solo pudo decir: “está a sus ordenes, en donde creen que está”. Pero mientras eran peras o manzana, acarrearon con la dama y sus trabajadores como si fueran terroristas, a la prisión. Y los acusaron de cuento quisieron.

Armaron un revoltijo para justificar la incursión. Solo falta acusar a quien durante sesenta años se ha preocupado en brindar ayuda a quienes desprotege el gobierno, de querer formar otro nuevo partido político. Qué vergüenza que el gobierno federal y también el local cometan esta clase de errores, que lejos de enaltecerlos, los denigra aún más. Dicen, quienes saben, que hubo la intención, como con el médico michoacano José Manuel Mireles Valverde, a quien mandaron a un penal de Sonora, en escarmiento por hablar, cortarle el cabello a doña Rosa, a rape también. Pero un ataque cardíaco los hizo desistir.

Y no dudamos que el joven habitante de Los Pinos, que hoy cumple sus cuarenta y ocho años de edad, ordene a Murillo Karam, su libertad. La autoridad, mejor, debería incursionar en las guarderías del gobierno, para encontrar lo que no halló en Zamora, Michoacán: corrupción.

Y luego de este pequeño breviario social y cultural, refresquemos nuestra ira con pensamientos inolvidables que escribieron algunos y, nosotros, al leerlos necesitamos repetirlos. Helos:

“Hice un acuerdo de coexistencia pacífica con el tiempo: ni él me persigue, ni yo huyo de él, un día nos encontraremos» (Mario Lago). «Nunca andes por el camino trazado, pues él te conduce únicamente hacia donde los otros fueron.» (Graham Bell). «Siempre hay un poco de locura en el amor, aunque siempre hay un poco de razón en la locura». (F. Nietzsche), “El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan, muy corto para los que festejan. Pero, para los que aman, el tiempo es eternidad» (William Shakespeare).

«Muchas personas pierden las pequeñas alegrías, esperando la gran felicidad”. (Pearl S. Buck). “El amor es la mejor música en la partitura de la vida. Sin él serás un eterno desafinado en el inmenso coro de la humanidad.» (Roque Schneider). «Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito»  (Proverbio chino»). “La vida sólo puede ser comprendida  mirando para atrás; mas sólo puede ser vivida mirando para adelante.» (Soren Kierkegaard).

«Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?» (Bertrand Russel). Si pudiese volver a la juventud, cometería todos aquellos errores de nuevo, solo que más temprano.» (Tallulah Bankhead). “No se puede enseñar nada a un hombre: Sólo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo.» (Galileo Galilei).

Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz, pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre.» (Cecília Meireles). La verdadera filosofía es re aprender a ver el mundo.  (Merleau-Ponty).

Estamos seguros de que fueron de tu agrado. Aprovéchalos, es nuestro consejo. Estos son genios. Los primero ingenuos. Ni modo.

El que manda, manda. Y si se equivoca, como en este caso, pues vuelve a mandar. Para eso, es la conseja popular, es el poder. Para poder, joder. Y punto.

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