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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de abril de 2018.- María Luisa Torregrosa y Armentia, coordinadora de la Red del Agua de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) sede México, consideró que el problema del agua requiere trabajos interdisciplinarios que, además de los científicos y técnicos, consideren aspectos sociales, económicos y culturales.
Se registra un crecimiento importante de población urbana, especialmente en los países en desarrollo, y se estima que esta tendencia se incremente en los próximos 20 años, lo que repercute en una creciente demanda de los servicios de agua y saneamiento.
Actualmente, acotó, la mitad de la población mundial vive en ciudades, y dentro de dos décadas casi el 60 por ciento (cinco mil millones de personas) lo hará.
La experta enfatizó que la escasez de agua afecta a más del 40 por ciento de los habitantes del planeta, una cifra que crecerá con el aumento de las temperaturas globales, producto del cambio climático.
“Aunque dos mil 100 millones de personas han conseguido acceso a mejores condiciones de agua y saneamiento desde 1990, la decreciente disponibilidad del recurso potable es un problema que aqueja a todos los continentes”, remarcó.
En el orbe, 700 millones no tienen acceso a agua limpia para cubrir sus necesidades básicas, y 27 por ciento de los habitantes de países en desarrollo no tiene agua corriente en casa.
Torregrosa resaltó que la inequidad social y la distribución desigual del agua por ingresos en naciones como México, es un grave problema.
Sobreexplotada, la sexta parte de acuíferos
En el país, 103 de los 653 acuíferos están sobreexplotados. Además, del 30 al 50 por ciento del agua para abastecimiento se pierde en fugas, en la red hidráulica y en domicilios, alertó Luis Francisco Sañudo Chávez, secretario de Vinculación del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
Al respecto, María Teresa Orta Ledesma, investigadora del mismo instituto, destacó que el agua es un bien público que cada vez escasea más. Ante este panorama, la alternativa es el reúso y reciclaje.
“Necesitamos métodos eficientes de tratamiento de aguas residuales para tener más líquido disponible”, subrayó la doctora en ingeniería ambiental.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), añadió Sañudo Chávez, el mayor consumo se debe a la ineficiencia de las prácticas de irrigación agrícola, al desarrollo industrial y a los malos hábitos de consumo.
En el salón de seminarios Emilio Rosenblueth del Instituto de Ingeniería, indicó que en materia de agua residual el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportó que (a partir del censo de gobiernos municipales y delegacionales de 2015) de los dos mil 457 municipios y delegaciones del país, solamente 827 (34 por ciento) cuentan con servicio de tratamiento de aguas residuales municipales.
Ríos convertidos en avenidas
En su oportunidad, el historiador Roberto Llanas Fernández mencionó la desarrollada ingeniería hidráulica y civil de los aztecas, capaces de fundar la ciudad de Tenochtitlan sobre el agua.
“El Chimalli azteca (un escudo tradicional) representaba cómo debía protegerse el agua para que no desapareciera”. Con un fondo azul mostrando el líquido fundacional del Lago de Texcoco, el Chimalli incluye un coral marino cortado, que significaba la eternidad.
Llanas relató que hacia el año 1535 se hicieron los primeros ejes básicos de la red subterránea de agua en la Ciudad de México. “Desde las lluvias torrenciales de 1555 se incrementó la ingeniería”, documentó.
Mientras en el virreinato hubo desarrollos como acueductos y el manejo de ríos con cauces artificiales, en la era moderna las calles y urbes han crecido por encima de las fuentes del líquido, sin ningún respeto al recurso natural y con una enorme demanda humana. “Se entubaron los ríos Churubusco, La Piedad, Becerra y Los Morales”, ejemplificó.
Finalmente, pidió a los expertos en ingeniería hidráulica repensar la tecnología para aprovechar este recurso vital en nuestra era.