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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de junio de 2025.- El papa León XIV llamó hoy a suplicar al Espíritu Santo el don de la paz.
Ante todo, la paz en los corazones: sólo un corazón pacífico puede difundir la paz en la familia, en la sociedad, en las relaciones internacionales, afirmó este domingo 8 de junio.
Agregó que el Espíritu de Cristo resucitado abra caminos de reconciliación donde quiera que haya guerra; ilumine a los gobernantes y les dé el valor de realizar gestos de distensión y diálogo.
Donde haya guerra, que el Espíritu ilumine a los gobernantes: León XIV
En el Regina Caeli de Pentecostés, León XIV invoca el don de la paz:
Sólo un corazón pacífico puede difundir la paz, en la familia, en la sociedad, en las relaciones internacionales».
De acuerdo con una publicación de Vatican News, el Pontífice imploró «valentía» a los responsables políticos para «gestos de distensión y de diálogo».
Pero también unas palabras para los jóvenes, los estudiantes y sus profesores, «especialmente para aquellos que en los próximos días se examinarán al final de sus estudios».
Un mes después de su elección como sucesor de Pedro, en la solemnidad de Pentecostés, León XIV renueva en el Regina Caeli su llamamiento al don de la paz.
Lo hace ante 80.000 fieles, y los conectados a través de los medios de comunicación, a los que da las gracias.
Un don que hay que pedir al Espíritu Santo, para que nos comprendamos a pesar de nuestras diferencias, para que tengamos el valor de superar las fronteras. Una enorme vitalidad de la Iglesia impregna la plaza y las calles que rodean el Vaticano.
Es la variedad de carismas que encuentra un amplio aliento y se reúne en el deseo de recorrer el camino común de la concordia, en el corazón de cada uno, en las relaciones personales y en las internacionales.
El Pontífice eleva su oración para que, por intercesión de la Virgen María, todos sean diligentes en invocar del Espíritu Santo el don de la paz.
Y precisa que la paz parte del corazón: es allí, en el interior de cada persona, donde hay que cultivarla y hacerla crecer. De hecho, «sólo un corazón en paz -subraya el Papa- puede difundir la paz, en la familia, en la sociedad, en las relaciones internacionales».
A todas estas zonas del planeta, consumidas por el afán de las armas, se dirige el Papa. Su pensamiento se dirige a los gobernantes, sobre los que ya se expresó una intención en la oración universal de la Misa:
Que el Espíritu de Cristo resucitado abra caminos de reconciliación dondequiera que haya guerra; que ilumine a los gobernantes y les dé el valor de hacer gestos de distensión y de diálogo»