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MÉXICO, DF, 7 de marzo de 2015.- Feminicidios con alto grado de impunidad, hostigamiento hacia las mujeres en las calles y el transporte público, brecha salarial y división sexual de la educación superior y del trabajo, son signos de la inequidad de género en México, afirmó Ana Buquet Corleto, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM.
A propósito del Día Internacional de la Mujer, que se celebra este 8 de marzo, la psicóloga y doctora en sociología destacó en un comunicado que la violencia hacia ellas es un tema que aún no se resuelve .
“Sus principales vertientes son la violencia intrafamiliar y hacia la pareja. Persisten relaciones con ese ingrediente violento del hombre hacia la mujer, desde lo físico hasta lo psicológico”, dijo la especialista en género, sexualidad y educación.
El acoso y el hostigamiento constituyen otras formas de violencia. “Van desde los piropos, que algunos dicen que deberíamos agradecer, hasta los insultos y agresiones al tocar a niñas, jóvenes y adultas. Sistemáticamente el género femenino sufre este tipo de abusos por parte de los varones”, abundó.
Feminicidio e impunidad
Una forma extrema es el feminicidio, que prevalece desde hace varios años en diversas entidades del país, amparado en la impunidad. “En México se asesina a un número considerable de mujeres. No se sabe quiénes lo hacen, no se investiga con seriedad y no se encuentra a los responsables. Es un fenómeno brutal que no se castiga y eso es grave, pues los crímenes ocurren y no pasa nada”, subrayó Buquet.
Otro tipo ocurre en el espacio laboral. Una forma de analizarlo es la brecha salarial, pues ellas perciben un salario más bajo. “Ya existen normativas que impiden pagarles menos por el mismo trabajo, pero la situación se da porque las mujeres ocupan menos cargos de mayor responsabilidad y, en consecuencia, tienen un menor poder adquisitivo y de decisión. Esto tiene que ver con la segregación vertical”, remarcó.
La desigualdad en este ámbito también se produce por la segregación horizontal, que significa que hombres y mujeres nos ubicamos todavía de forma diferenciada en ciertas profesiones y oficios. “Se ocupan más en profesiones mal pagadas -como la enfermería-, de asistencia y de servicio a los demás, mientras que en profesiones como la medicina tienen predominio ellos”.
“Ambos géneros se distribuyen de manera distinta en los diferentes campos de conocimiento y esto tiene repercusiones en la adquisición de saberes y en el ejercicio de las profesiones. Hay una desigualdad en la posibilidad de acceder a cierto tipo de conocimientos, pues las ciencias exactas, como física, matemáticas e ingeniería tienen mayoría masculina, mientras las asistenciales, como psicología, enfermería y trabajo social, son mayoritariamente femeninas.
Un estudio del PUEG realizado en la UNAM encontró, por ejemplo, que en la licenciatura en matemáticas hay 34 estudiantes mujeres por cada 100 hombres, y en ingeniería mecánica hay ocho por cada 100.
Esta distribución diferenciada se mantiene en el sector académico, pues en trabajo social existen 64.7 por ciento de académicas y 35.3 por ciento de académicos, mientras que las mujeres también son más entre el profesorado de psicología, con 63.4 por ciento de maestras y 36.6 por ciento de maestros.
Para cambiar esas divisiones a favor de la equidad, Buquet propuso actuar desde las leyes y normas, así como impulsar políticas públicas en ese ámbito. “Se trata de modificar de raíz, desde sus bases, roles estructurales y culturales de ambos géneros. Por eso el Día Internacional de la Mujer cobra importancia a favor de esta lucha”, finalizó.