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MAZATLÁN, Sin., 24 de noviembre de 2017.- El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, evidenció la falta de respuesta oportuna y debida para atender la violencia contra las mujeres, en especial cuando se trata de la pérdida de la vida, lo que se refleja en el aumento de casi cien por ciento.
Explicó que el número de homicidios de mujeres pasó de mil 519 en 1990 a dos mil 813 en 2016; cifra que en los últimos diez años llegó a 23 mil 858, se añadió en un comunicado.
“La violencia contra las mujeres constituye uno de los factores que mayor incidencia negativa tienen en el respeto y vigencia de los derechos humanos en nuestro país, además de vulnerar las bases de la convivencia pacífica entre las personas y afectar nuestro tejido social”, aseguró.
Al hablar en el acto inaugural del Seminario Internacional Atrévete a cambiar. Por una cultura de igualdad sustantiva”, puntualizó que cuando la autoridad ejerce de manera directa esa violencia vulnera derechos humanos, pero también lo hace cuando por negligencia, omisión o incapacidad no es capaz de garantizar niveles mínimos y razonables de protección a los derechos que asisten a las mujeres, como los relativos a la vida; a su integridad física, psíquica y emocional; a la igualdad y a la libertad; a estar libre de discriminación; al ejercicio de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, así como a una vida libre de violencia.
González Pérez destacó que mucho se ha avanzado en materia de la igualdad formal que la Constitución establece; sin embargo, aún falta mucho para que se refleje en nuestra vida cotidiana como una igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.
“La sola existencia de las normas –explicó– no garantiza su aplicación efectiva, ni mucho menos que sean un factor por sí mismo suficiente para generar en todas y cada una de las personas la convicción de asumir como una necesaria pauta de conducta para nuestra convivencia social una cultura que no sólo promueva, sino que materialice, en los hechos, la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres”.
Tras mencionar que frecuentemente se subestima o deja de lado la necesidad de contar con dicha cultura, destacó que es errónea la percepción de aceptar que subsista la desigualdad por tratarse de una condición que no se puede cambiar y que los avances logrados en esa materia son suficientes y ese tema ya no es prioritario. “Nada más alejado de la realidad”, afirmó.
Ejemplificó, con base en reportes del INEGI, que para el ciclo escolar 2015-2016 uno de cada dos estudiantes de nivel superior fue mujer, y que al emprender ésta su actividad laboral percibirá, en promedio, 30 por ciento menos que el hombre; además, que el 26.6 por ciento de las mujeres que trabajan o trabajaron alguna vez experimentaron algún acto de violencia en el ámbito laboral y cerca del 43.9 por ciento serán agredidas en algún momento de su vida marital, de convivencia o noviazgo.
El Ombudsman nacional puntualizó que en la violencia contra las mujeres los grandes enemigos son la indiferencia, el silencio y, sobre todo, la impunidad, de ahí que se requiera visibilizar, denunciar y sancionar para la prevención y abatimiento de esa violencia, y para que el derecho a una vida libre de ella sea efectivo y no una aspiración como ahora lo es para muchas mexicanas.
“Sólo podremos decir que los derechos humanos son verdaderamente vigentes en nuestro país, en la medida en que logremos que la violencia en contra de las mujeres cese y que sus derechos se respeten y gocen de una garantía efectiva”, enfatizó.
González Pérez señaló que la educación en derechos humanos y género se convierte en la mejor herramienta para prevenir la violencia y orientar a las nuevas generaciones hacia el respeto, la igualdad y la no violencia. “Educar bajo estos preceptos conllevaría formar niñas, niños, mujeres y hombres comprometidos con trabajar en favor del diálogo, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos”.