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CIUDAD DE MÉXICO, 29 agosto (Quadratín México).- El Congreso se ha convertido en una isla de opacidad donde a través de subvenciones todas las fuerzas políticas, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, recibieron mil 910 millones de pesos que no fueron fiscalizados y, por ende, no se sabe a qué se destinaron, advirtió Luis Carlos Ugalde, al presentar el Reporte de la LXI Legislatura (2009-2012).
El ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) señaló sin embargo que ese no es el único problema grave registrado en ambas cámaras, ya que a ello se suma un trabajo “frívolo”.
Precisó que la gran mayoría de los legisladores, en particular los diputados, suben a tribuna para presentar iniciativas irrelevantes, sólo para ganar espacios en los medios de comunicación y de esta forma tener justificante para saltar a otro cargo público o bien repetir en otro Congreso.
Ugalde Ramírez señaló como un tercer y severo problema en el Congreso, la baja calidad en el trabajo en comisiones legislativas, donde no se cumple la norma de sesionar por lo menos una vez al mes (hay casos donde sólo se reúnen dos ocasiones en tres años), por ende no desahogan las minutas correspondientes y sólo nueve por ciento entregan informes anuales y final de su labor.
Pese a todas esas irregularidades no existe sanción alguna para los diputados y senadores que incumplen con sus responsabilidades.
Al referirse a los principales puntos del Reporte Legislativo, apuntó que la opacidad legislativa deriva de que tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado se acordó que no fueran auditables los recursos destinados a las subvenciones.
Como es la Cámara de Diputados la que tiene el control de la Auditoría Superior de la Federación, ninguno de los grupos legislativos entregan comprobantes o facturas en qué se gastan dichos recursos. “No sabemos si esos mil 910 millones de pesos se gastaron en muebles, viajes u otros fines”, enfatizó.
Bajo esta perspectiva, el Congreso resulta incongruente, pues exige cuentas al Ejecutivo, pero es incapaz de cumplir con la obligación de transparentar recursos, subrayó el también académico del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
“La nueva Legislatura daría una enorme señal de salud pública, si permite que se auditen los gastos de los grupos parlamentarios, mediante comprobantes como facturas… Si el Congreso quiere pedir cuentas al Ejecutivo, debe dar cuenta de cómo gastan los legisladores”, subrayó.
En cuanto a la “frivolidad” de las iniciativas, opinó que se debe a que las propuestas de la gran mayoría de los legisladores son irrelevantes, como la etiquetación de recursos para la construcción de canchas deportivas en alguna población, o bien no tienen el suficiente sustento legal o justificación para que se les conceda presupuesto.
Esto se debe a que el Congreso se basa en un sistema de incentivos, es decir, diputados y senadores buscan cosechar visibilidad política a través de los medios de comunicación, para que su foto y la nota la vean en sus municipios y estados de origen, para lo cual recurren al exagerado uso de tribuna, ya sea para hacer denuncias, o bien presentar iniciativas que carecen de calidad.
En la Cámara de Diputados, refirió, este problema es más grave debido a la premura, pues los legisladores sólo cuentan con tres años para cosechar imagen política y, a partir de ello, brincar a otro cargo público, contrario a los senadores que ejercen durante seis años.
Bajo esa perspectiva, Luis Carlos Ugalde se pronunció por impulsar la carrera legislativa, es decir la reelección, pues de esa forma se elimina la presión sobre los legisladores para continuar dentro de su profesión como políticos.
En cuanto a las comisiones, el catedrático indicó que existe poca información en la Cámara de Diputados sobre su labor, en tanto que en el Senado es prácticamente inexistente.
Sin embargo, indicó que se ha encontrado que las comisiones legislativas incumplen sus funciones, pues además de no sesionar por lo menos una vez al mes, como lo marca la norma, se ha detectado que no se aplican las sanciones correspondientes.
La norma indica que aquellos integrantes que falten a cuatro reuniones, sin justiciar, durante un semestre, deberán ser dados de baja, pero la información disponible impide saber si se cumple esta disposición.
Ante estos y otros graves problemas que obstaculizan la labor en el Congreso, Luis Carlos Ugalde presentó diversas sugerencias para la LXII Legislatura que inicia el 1 de septiembre, a fin de lograr superar los retos que le esperan:
1.- Fortalecer el sistema de comisiones para desahogar en tiempo y forma los asuntos legislativos. Los nuevos reglamentos, tanto en la Cámara de Diputados como del Senado establecen plazos -45 días para iniciativas de leyes secundarias y hasta 90 días para reformas a la Constitución en la Cámara de Diputados; 30 días para ambos tipos en el Senado.
2.-Un paso fundamental es que las comisiones cumplan sus obligaciones reglamentarias: reuniones mensuales y sancionar a los ausentes con descuentos en su dieta e incluso la baja de las comisiones, como lo establece la norma.
3.-Modificar la regla de quórum del trabajo del Plano, para que sólo aplique para las votaciones u otros asuntos, pero que sea innecesario en el desahogo cotidiano de la agenda política.
4.-Mejorar el diseño y publicación de indicadores para evaluar el trabajo legislativo, pues persisten vacíos informativos, plazos incumplidos y dispersión de datos.
Las comisiones no publican oportunamente sus informes; el contenido en ocasiones no refleja el trabajo realizado y, en varios casos, no reportan toda la información que ordena el reglamento.
5.-Transparentar el uso de los recursos financieros, particularmente en lo que respecta a la subvención de los grupos legislativos.
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