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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de julio de 2017.- Entre 2011 y 2017 la población de vaquitas marinas disminuyó en 90 por ciento, dijo a Quadratín México la directora de Ciencia y Estrategia del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), María José Villanueva.
La experta recuerda que los primeros avistamientos de la vaquita marina se dieron en la década de los años sesenta del siglo pasado, en el Alto Golfo de California, de donde es endémica. Se le vio en redes, ya que, el cetáceo más pequeño (mide poco más de un metro), casi no sale a la superficie.
Entonces su población eran miles, y se le comenzó a describir porque se le encontraba atrapada en redes. Poco menos de 60 años después, sólo quedan 30 vaquitas marinas, también conocida como cochito o panda de mar por la zona oscura que rodea sus ojos.
Villanueva, participante en el performance realizado frente a Palacio Nacional para la entrega de 220 mil firmas de personas de 140 países al Gobierno federal que le piden salvar a la vaquita marina, considera que aunque parece tarde para salvarla, aún se puede, y reconoce que recibieron un empujón para visibilizar el tema en la campaña #SalvemosaLaVaquita, de parte del ganador del Oscar y activista ecológico, el actor estadounidense Leonardo Di Caprio.
-¿Desde cuándo comenzó a descender la población?
-Es una población pequeña, naturalmente vive en un área de cinco mil kilómetros cuadrados que hoy se ha reducido a tres mil 900, pero cuando primero se descubrió y describió la especie fue a finales de los 60 y se describió precisamente a través de individuos enmallados porque ya había actividad pesquera en la zona. Se calcula que llegaron a estar en los miles y los científicos cuando comenzaron a trabajar con ella vieron que comenzó a descender a ocho por ciento anual. Desde su descubrimiento ha estado en riesgo porque es una población rara y endémica.
El declive ha ido aumentando, en 2012 la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas [Conan] vio una cierta disminución y llegamos a cuatro por ciento, pero en 2013, asociado a que empezó un resurgimiento del mercado negro de buche de totoaba, comenzamos a ver un declive del 18 por ciento. Empezaron a haber redes ilegales por todos lados, un alto índice de mortalidad de la vaquita y la cúspide fueron los últimos dos años con un declive de 50 por ciento anual, ahorita llegando a 30 individuos. En resumen de 2011 para acá hemos perdido 90 por ciento de la población.
-Si no se toman medidas como la prohibición de redes de enmalle entre otras, ¿prevé que desaparecerá, qué va a pasar si no se toman las medidas que ustedes sugieren, como uso inmediato de técnicas alternativas de pesca y que ya no haya tráfico ilegal de totoaba a Estados Unidos y China?
-La vaquita no va a pasar del 2018 si no se logra frenar este declive, es posible que para el próximo año no tengamos vaquitas.
-¿Se tardó el Gobierno mexicano en reaccionar? ¿Da la impresión que si no viene Di Caprio no se toma conciencia?
-Nos tardamos todos. Si bien el Gobierno federal tiene su rol crítico y fundamental en establecer las condiciones para salvar a la vaquita, como sociedad debimos levantar la voz por ella. No es demasiado tarde, por eso WWF tomó la decisión arriesgada de lanzar una campaña individual teniendo 30 individuos. Sí nos tardamos en tomar acción, pero no es demasiado tarde, todavía hay 30 y ahora empieza a haber señales esperanzadoras, como que el primero de julio el Gobierno, después de muchos años que se solicitó, estableció una veda permanente.
-¿Que pasó en el lapso donde aumento a 50 por ciento la mortandad?
-Por un lado el mercado chino comenzó pagar a 10 mil dólares el kilo de buche [de totoaba] que es una cosa altísima, más cara que la cocaína dicen en algunos artículos, por otro lado se implementó una veda temporal que resultó fallida porque hubo una altísima incidencia de pesca ilegal. Nosotros estuvimos sacando en coordinación con el Gobierno de México y la organización Sea Shepherd redes abandonadas y redes ilegales, sacamos de la zona en tres meses 10 toneladas, la ilegalidad fue rampante.
Las comunidades al no tener alternativas fue difícil poder involucrarlas en el proceso y sentimos que con la veda permanente esto le da más claridad y certidumbre al proceso, es un compromiso de largo plazo al gobierno. La campaña cuando inició y la estábamos armando, una de nuestras estrategias fue pedirle a Di Caprio que hablara de ella y lo hizo y fue un aliado muy importante de que esto haya sucedido. Si no hubiera hablado no sé si no hubiera sucedido nada, pero definitivamente nos dio un empujón increíble.