La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Muchas veces se hace referencia al día D para referirse a un momento clave en el devenir de algún proceso. Se utiliza en alusión al 6 de Junio de 1944, fecha en la que el desembarco masivo de las fuerzas aliadas en las playas de Normandía marcó un punto de inflexión en el posterior desenlace de la Segunda Guerra Mundial.
Pues bien, el 5 de abril, en el marco de uno de los informes que periódicamente rinde el Presidente de la República, se ha anunciado que se darán a conocer medidas importantes para afrontar en nuestro territorio tanto la crisis que representa en sí misma la pandemia por Covid 19 como la que a raíz de ésta se ha generado en la economía. De lo que se anuncie o deje de anunciar, se haga o deje de hacer , dependerá en buena medida el futuro de la 4T y no solo esto, el de millones de mexicanos quizás por generaciones.
Lo que hoy vivimos a nivel planetario es algo inédito, al menos para las generaciones hoy vivas. Una pandemia como no se veía desde la llamada “gripe española” de 1918 y una recesión económica como la que se vivió a partir de 1929 y que es conocida como la gran depresión.
Las infecciones por Coronavirus se han extendido a todos los rincones del planeta. Un nuevo patógeno para la especie humana, contra el cual nuestra especie aún no genera inmunidad; para el que no existe una vacuna y tampoco una cura específica; cuya letalidad ronda el 3 o 4 por ciento, lo cual no es mucho, pero cuya propagación y contagio se da a un vertiginoso ritmo exponencial, duplicándose la tasa de contagiados y muertos más o menos cada dos días, ha puesto en jaque y colapsado a sistemas de salud mejor organizados y más robustos que el nuestro; las únicas medidas conocidas para disminuir el ritmo del contagio son de higiene individual y de distanciamiento social.
Las medidas de distanciamiento entre los individuos, que implican la permanencia en el hogar y el ausentismo laboral, instrumentados por muchos gobiernos, han significados el freno abrupto de la actividad económica mundial.
El 29 de febrero México entra al grupo de países asolados por la pandemia, el 18 de marzo se produjo el primer deceso, hoy el número de casos confirmados es mil 688 y los fallecidos ya suman 60. Se estima que entre el 70 y 80 por ciento de la población se infectará, que de los infectados entre el 15 y20 por ciento requerirán hospitalización, un 6 por ciento manejo en unidades de cuidados intensivos y el 4 por ciento morirán
La irrupción de la pandemia no nos toma en un buen momento, ni en nuestro sistema de salud ni en la economía. En ambos rubros ya existían, antes de iniciarse la actual administración federal, graves déficits producto de decisiones políticas y administrativas del pasado además de la corrupción endémica en nuestra nación, sin embargo es innegable que medidas tomadas ya en este sexenio vinieron a complicar las cosas.
En salud a los problemas crónicos como la fragmentación del sistema, nuestro déficit de médicos y enfermeras, la falta de acceso efectivo a los servicios por parte de los ciudadanos, la desigualdad en la calidad, los problemas que ha habido para enfrentar la transición demográfica y epidemiológica , hay que sumar el desfinanciamiento del sistema que se da desde el 2015 a la fecha, los recortes y subejercicios del año pasado y el atropellado y deficiente proceso para destruir al Seguro Popular e iniciar el funcionamiento del Insabi.
Hoy en el ámbito de la salud enfrentamos la pandemia en condiciones precarias, sin el suficiente recurso humano ya qué hay graves carencias de médicos y enfermeras, por no hablar de los avezados en el manejo de enfermedades respiratorias y cuidados del enfermo crítico; con un terrible déficit de camas de hospital y de unidades de cuidados intensivos y con grave déficit en las cadenas de suministros cuya expresión más notable es el desabasto de medicamentos e insumos; además carecemos de el equipo adecuado para enfrentar lo que viene, basta decir que en este país de 120 millones de habitantes se cuenta sólo con poco más de cinco mil ventiladores mecánicos, algunos muy viejos y en malas condiciones . De desbordarse la epidemia el número de muertes se incrementaría no solo en los pacientes con neumonía grave por Covid 19 sino en otros pacientes que también requieren ventilación mecánica.
En lo económico las cosas no iban bien, por diversas causas que no me detendré a analizar, nuestra economía iba ya decreciendo desde el primer trimestre de 2019 y en el último trimestre de ese año el crecimiento ya era negativo en -1 por ciento, hoy las principales agencias financieras del mundo prevén una recesión económica en México que va desde el 2 por ciento hasta el 7 por ciento, la mezcla de petróleo mexicano se sitúa en su nivel más bajo por lo menos desde hace 25 años , calculada en el presupuesto de este año en casi 50 dólares hoy fluctúa entre los 15 y 20 dólares el barril, el peso se ha depreciado en un 25 por ciento y en muy pocos días, producto de las necesarias medidas de distanciamiento social y el paro forzado de miles de trabajadores hemos comenzado a ver el cierre de empresas, sobre todo las más pequeñas y el despido de miles de trabajadores.
Sumemos a lo anterior problemas de otro tipo como la inseguridad que no cesa, la corrupción que allí sigue y un país con su población y cuadros políticos polarizados, enfrentados y divididos, con una dirección política que al menos en sanidad envía a cada momento señales contradictorias con las políticas de salud generadas por su propio gobierno y que no asume oportunamente la dirección, mando y coordinación con otros niveles de gobierno y la sociedad , se dibuja un panorama más que complicado.
De acuerdo a los expertos las prioridades en este momento son: En salud ahondar las medidas de promoción y prevención consistentes en la higiene y el distanciamiento social, hay que aplanar la curva de la pandemia para hacerla manejable, además de preparar a nuestra débil estructura hospitalaria para lo que viene, haciendo acopio de recursos y coordinando esfuerzos para poder emplear de la manera más eficiente y eficaz la infraestructura, medicamentos e insumos, recursos humanos y equipamiento con los que cuenta todo el Sistema Nacional de Salud tanto en lo público como en lo privado.
En lo económico la prioridad es la protección de nuestra planta productiva, en otras palabras, evitar la destrucción de valor que implicaría el cierre masivo de miles de empresas.
De la circunstancia actual difícilmente saldremos bien librados, es una de las mayores crisis que ha enfrentado la humanidad entera en un siglo, aquí de lo que se trata es de salir lo menos golpeados que sea posible. Leía hoy un informe de un prestigiado Centro de Estudios económicos que señala que si la economía mexicana tuviera un crecimiento negativo de entre el 5 y 6 por ciento, 2.4 millones de unidades económicas caerían en bancarrota, 13 millones de personas perderían su empleo y lo peor de todo, a los 61 millones de pobres se sumarían 21 millones más, es decir que 82 millones de mexicanos no tendrían acceso a los mínimos de bienestar.
Es imperativo en este momento transferir recursos de forma inmediata al sector salud para salvar vidas. Evitar el cierre de empresas y el desempleo masivo; transferir Un porcentaje de alrededor del 3 por ciento del PIB del sector público al privado; postergar declaraciones anuales, pagos de seguridad social, acelerar devoluciones de impuestos y aumentar disponibilidad de crédito. En el corto plazo, será imperativo reactivar el consumo acelerando la dispersión de los programas sociales, duplicando la pensión de adultos mayores y estableciendo un seguro de desempleo.
De las medidas que se tomen o se dejen de tomar en estos días dependerá el destino de millones de mexicanos, aún hay un resquicio pero la ventana se está cerrando rápidamente.
A las crisis de salud ya se sumó la económica, si las cosas empeoran vendrán ineludiblemente el ahondamiento de la ya grave crisis de seguridad, la crisis social y la crisis política.
Este domingo sabremos si quien dirige la 4 T tiene la madera de hombre de Estado que los que votamos por él pensamos, si está a la altura de Morelos, Juárez, Madero y Cárdenas. Ojalá llame a la unidad nacional, sea generoso, tenga altura de miras y visión de Estado. Que las medidas que tome sean legalmente impecables, socialmente aceptables, técnicamente sustentadas y financieramente viables.
Está en juego el destino político de la 4T y su partido, pero también la vida y el bienestar de todos los que habitamos esta gran Nación y posiblemente de varias generaciones de mexicanos.
Por eso Inicie este artículo diciendo que mañana será el día D de la 4T.