Completará NFL recalentado en Netflix
Incapaces de embestir.
Huidizos y asustadizos.
Toros de carrusel de feria, que se rompen solos.
Decepción provoca que la empresa de la Plaza de Toros México, con el doctor Herrerías a la cabeza, siga empecinada en presentar encierros de ganaderías de dudosísima calidad, como la de Bernaldo de Quiroz, que esta tarde, con sus toros de juguete, durante la tercera corrida del serial mayor, acabó llevándose la rechifla y el repudio del respetable, en el cartel correspondiente a Eulalio López El ZoToluco, Sebastián Castella y Juan Pablo Sánchez. ¿ Porqué será que luego la empresa se queja de las plazas vacías?
En el nombre –Cumplido, Algodonero, Campasolo, Gavilán ..– llevaban la penitencia y su contradicción, ya que ninguno de los astados presentados fue capaz de dar batalla a los coletas que si acaso lograron sacarle agua a las piedras con alguna que otra faena hilvanada, fue por su obcecada obstinación de no pasar desapercibidos en esta tarde de viento helado.
Eulalio López, el de Azcapotzalco, intentó con sus dos reglamentarios dar cátedra de torerismo, los buscó por ambas manos, despacio para no cansarlos ni ahogarlos, toros sin fuerza ni ganas. Con el primero pinchó y al segundo le dejó una entera. Vino el turno del francés Castella. Naturales y derechazos, alguna dosantina, pases largos que no emocionan; su alegría era inversamente proporcional al desgano de sus astados. En ambos pincha. El de Aguascalientes, Juan Pablo Sánchez, venía con ganas de dar, pero la materia prima no ayudaba. Al final, pincha.
El francés y el hidrocálido acaban regalando sendos toros de regalo, colofón de una tarde sosa, para el olvido. Claro está, de otra ganadería. Cada cual corta oreja. Premios de consolación que no borran la decepción del respetable. Toros, toritos de mazapán.
QMX/jab/oab