La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Teresa Gil
Hace once años, un trece de octubre de 2013, el centro de mi crónica era la necesidad perentoria que tiene el ser humano de tener techo. Situación que se hace más compleja no solo por elementos naturales, las inundaciones, sino ahora por la gentrificación y más rotundo, por el control inmobiliario no solo en la ciudad de México, sino en todo el país. En ese lapso todo el problema aumentó. Escribí entonces; “Miles y miles de personas se quedaron sin casa, arrasadas sus modestas pertenencias por los huracanes. Dirían ellas, ahora descentradas como aquel desesperado hombre que clamaba en el Romance sonámbulo de Federico García Lorca: ‘Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa’. Ese clamor expresa la importancia que tiene para el ser humano el techo que lo cubre aunque reducido el espacio de ese techo pueda concretarse a la esfera del propio cuerpo. Por algo Guadalupe Amor decía: Yo soy mi casa”.
A LAS CRISIS HABITACIONAL SE SUMA EL CÁRTEL INMOBILIARIO
A los conflictos mencionados arriba, a los que debe agregarse la carestía de las rentas, se presenta con reiteración el abuso de las constructoras, avorazadas en ese espacio que ha sido denunciado no solo en las grandes ciudades como la capital del país sino en todo México. En el caso de Acapulco por ejemplo, la intervención de la presidencia promete revisar ese aspecto, pero mientras, miles de personas están afectadas por casas mal construidas y afectadas por los huracanes. Esta semana fueron sometidos a proceso once empresarios constructores que presentan tipos delictivos a partir de asociación delictuosa, vinculados a la gestión de Cristian von Roehrich en la alcaldía Benito Juárez, que dio todas las facilidades para obtener permisos y levantar construcciones que carecían de todas las reglas de la materia. Los empresarios están bajo proceso. El llamado Cártel Inmobiliario tan denunciado durante la anterior gestión en la CDMX, no es sino el resultado de la permisividad que daba antes al más alto nivel en el caso del entonces jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera. La crisis habitacional ha seguido su curso porque también las grandes ciudades fueron afectadas por las intensas lluvias y los huracanes.
LA CASA COMO REFUGIO ESTÁ INTEGRADA A LA MENTE DE SUS HABITANTES
La casa en la literatura, no es solo el elemento descriptivo, sino el espacio donde se mueven los personajes y puede ser además, una obsesión de los propios escritores. Recuerdo por lo pronto a un escritor que vivió obsesionado por el techo que habitaba, Raymond Chandler el estadounidense autor de siete excelentes novelas, que tenía obsesión por las casas que habitaba. Se cambió innumerables veces, llegaba, se instalaba, escribía sus guiones, cuentos y alguna novela ( La dama del lago, Bruguera 1981, Orbis 1985) y se marchaba desesperado como si el techo donde habitaba le causara pavor. Eso sucedió muchas veces. Murió en California en 1959, pero antes había trasladado su obsesión a Inglaterra su segunda patria ¿Que es lo que empuja a estos personajes a deambular de casa en casa, atrapados tal vez en un espacio en el que no caben? Era el caso del poeta ruso Pushkin, atrapado como uno de sus personajes en una casa ajena, título que se extiende a algunas obras de otros autores. Y en casa ajena se encuentran precisamente miles de damnificados en este momento o quizá defraudados en las muchas casas construidas por el Cártel Inmobiliario que fueron un fraude descarado.