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href=»http://mexico.quadratin.com.mx/wp-content/uploads/2013/03/dixiechicks.jpg»>Hace una década un popular grupo femenil de música “country” estadounidense creó un escándalo cuando anunció públicamente su oposición a la guerra con Iraq.
Hay cosas que vale la pena recordar. Después de todo, eran los momentos en que el gobierno republicano de George W. Bush en los Estados Unidos buscaba aún, no quien los había golpeado, sino quien pagara los platos rotos el once de septiembre de 2001.
Y el candidato idóneo era Saddam Hussein. Un déspota, tiránico, genocida y todo lo demás. Pero inocente al menos de las acusaciones que le lanzaba el gobierno Bush: de haber auspiciado el ataque de al-Qaeda, de buscar armas de destrucción masiva.
Después de todo, diez años antes el mismo Saddam Hussein había invadido Kuwait con la intención de anexarlo. Y el entonces presidente George H.W. Bush, había creado una coalición internacional para sacarlo de ahí. La coalición era una ficción en tanto que se trataba sobre todo de fuerzas estadounidenses, pero el costo de la guerra fue pagado mayormente por los aliados.
Pero a principios de 2003 los tambores de guerra resonaban en Washington. El Talibán, el movimiento de gobierno en Afganistán y verdadero aliado de Al-Qaeda, había sido derrocado sin mayor problema y los dirigentes de ambos movimientos estaban en fuga y escondidos.
Un número de republicanos, veteranos algunos del gobierno de Bush padre, movilizaron un movimiento por llevar otra vez la guerra a Iraq y derrocar a Saddam, el movimiento que para ellos faltó por hacer en 1991.
Oponerse a esa visión era no ser otra cosa que antipatriota. No importa que ningún dato mostraba complicidad de Saddam, sin importar tampoco que no había información seria que respaldase el caso de las “armas de destrucción masiva”. Para muchos estadounidenses era un artículo de fe.
Que una gran parte de ese grupo fueran blancos de clase media baja, sureños y republicanos para ser mas exactos, con aficiones muy concretas incluso la música “country”, tampoco era accidente. Es era y es el grupo considerado como mas “patriota”, mas religioso, mas conservador y republicano, mas promilitar…
Ese era el público de las “Dixie Chicks”. Y ese era el público al que desafiaron por mantener sus convicciones.
La carrera de las tres jóvenes se fue a pique. Recibieron amenazas de muerte, sus discos fueron boicoteados, hubo necesidad de instalar detectores de armas y seguridad especial en sus apariciones públicas.
Pero las “Dixie Chicks” nunca se disculparon, ni dejaron de cantar ni se desdijeron ni salieron del país. Y aún hoy, cuando la historia prueba, o mas bien probó hace tiempo, que tenían razón, sus adversarios siguen enojados con ellas. Los presuntos defensores de la libertad están irritados porque les quitaron la máscara.
Es una pequeña historia que vale la pena recordar.
QMX/jcf