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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de octubre (Quadratín México).- Las fotografías del cuerpo presentado por la Secretaría de Marina (Semar) y la Procuraduría General de Justicia de Coahuila como el de Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, no pertenece al líder del cártel de “Los “Zetas”, según expertos forenses y criminalistas.
Según los peritos, el sujeto que “nos están presentando como Heriberto Lazcano no es él. Salvo que tengamos más elementos, más indicios y acceso al expediente, podríamos cambiar de opinión. Hasta ahora, con el conocimiento científico que poseemos podemos determinar que no son la misma persona”.
Los consultados realizaron una identificación criminal usando las fotografías del cadáver exhibidas por la Semar comparándolas con las imágenes en que el jefe de Los Zetas aparece en vida, además del dictamen médico legal de la necropsia difundido por las autoridades.
“La necropsia dice que entra (una bala de grueso calibre) en la parte posterior de la región parietal izquierda y sale por la derecha –esta región es el hueso que tenemos por arriba de la oreja–, y que el orificio de salida en la región parietal derecha fractura el hueso occipital. Si uno se toca atrás de la cabeza, sentirá una protuberancia, como una bolita, ese es el hueso occipital; o sea que la bala penetra y rompe todo el cráneo y fractura este hueso. Y si nos fijamos en las fotografías donde el muerto aparece acostado y se le ve la oreja derecha, no aparece ningún orificio de salida”.
Incluso muestra imágenes que circulan en internet: “Fíjese –dice– cómo el cadáver está en posición de tres cuartos y se le ve claramente la oreja del lado derecho. Y por arriba de ella está el hueso occipital por donde supuestamente salió la bala… No se ve ningún orificio”, explica uno de los peritos consultados por la revista Proceso.
Otro experto señala que normalmente, cuando son proyectiles de esta dimensión entran y salen, la atraviesan completamente porque el poder de destrucción es muy alto. Es el mismo efecto que los humanos tenemos cuando nos disparan en la cabeza, salvo en calibres pequeños: las paredes del cráneo pueden resistir esos impactos.
Sin embargo, la Semar dice que los marinos dispararon a una distancia de 30 metros. ¡Imagínese el poder de fuego que tiene el arma para disparar de esa distancia y darle a la cabeza a alguien! No es común. No es normal que el rostro del cadáver esté completamente limpio.
Sobre la versión de un testigo que indica que en la población de Progreso, donde fue abatido El Lazca, éste fue obligado a hincarse y luego le dispararon.
Como no tenemos acceso al resto de la información –sobre todo a los indicios que nos permitirían reconstruir el hecho o por lo menos acercarnos al mismo a través de las fotografías y el rastreo pericial que levantan–, no sabremos si efectivamente se realizaron estas maniobras en este lugar, explica el perito.
Agrega tendrían que tener acceso a más documentación para buscar otros indicios, como rastros de pólvora o quemaduras, porque el cadáver, o al menos la parte que nos muestran de él, no tiene quemaduras.
Otro especialista asegura que las imágenes presentadas al público están manipuladas y fueron hechas especialmente para aparentar que la víctima es “El Lazca”. Aunque el protocolo de necropsia y lo que nos muestran los medios no es lo que sucedió.
“Científicamente no es posible comprobar la identidad de este sujeto por lo que nos están diciendo. Científicamente, las fotografías que nos presentan no concuerdan con las que conocemos de él. ¡Imagínese! Se ha difundido que la Marina utilizó armas de 2.23 mm. Con su poder destructivo, le hubiera volado la cabeza. Es sencillo: no concuerdan las armas utilizadas con las lesiones que presenta el sujeto fallecido”.
Comenta que al observar las imágenes del sujeto, se ve que las regiones en las cuales deben aparecer heridas, no tiene lesión alguna.
“Ahora que ya no tienen el cuerpo, cómo es posible que salga un doctor a decir que tenía una cirugía plástica en las orejas, cuando lo debieron haber dicho desde un principio; y ahora retiran las fotografías de internet para que no se vea la comparación. El certificado debió incluir las cicatrices y las heridas encontradas en el sujeto”.
Para los peritos los escenarios inverosímiles, y ahora tratan de recomponer la situación.
–¿Puede ser que Lazcano Lazcano no esté muerto?, se les interroga. Y enfatizan que “hasta no tener las pruebas de ello, afirmarlo sería faltar a una ética profesional”.
Algunos peritos realizaron una explanometría facial, tanto al rostro del cadáver como a una fotografía tomada a Lazcano cuando aún vivía, y en su opinión “no concuerdan. El estudio denominado explanometría facial consiste en realizar ciertas mediciones en el rostro de las personas para tratar de identificar esas pequeñas características que son únicas y que a pesar de que se practique cualquier operación, no variarán”.
Destacan que lo que les provoca dudas es la posición de las orejas. Dicen que se las operó, pero aun así no concuerdan, porque una cosa es operarse las orejas y otra es cambiarlas de lugar. Las orejas están en diferente lugar.
“En la foto del vivo la altura de la oreja está sobre la elevación del ojo, mientras que en la foto del muerto está aún más arriba que la oreja del vivo. En cuanto a la comisura de los labios, se realizaron superposiciones en las que se acomodan de manera muy evidente; sin embargo, en la foto del sujeto cuando estaba vivo están más pequeñas que en el fallecido.
“En cuanto al tamaño de los huesos del pómulo, estos son más prominentes en el vivo que en el muerto, “a menos que un doctor le haya recomendado rebajarse los huesos; pero es una operación que aquí en México no se lleva a cabo, y sinceramente no creo que se la haya practicado”, afirma.
Respecto a las “entradas”, dicen, si bien son similares, en las fotos del sujeto vivo, están más cerca de la ceja, mientras que en el muerto están más alejadas. Sé que se pueden quitar, pero como es un rasgo genético, las entradas de pelo regresan a su lugar. No. Salvo que el cuerpo esté putrefacto.
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