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Miranda destacó que si bien los datos demuestran que el factor económico es importante, resultan prioritarios otros factores escolares que orillan a los jóvenes a desertar, “desde qué tan lejos está la escuela y que los chavos no entienden a los maestros, hasta la rigidez del currículo, los horarios poco flexibles y los problemas de disciplina escolar”.
Durante la presentación de los avances de su investigación sobre Re-escolarización y política educativa en México en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Miranda indicó que los lugares de mayor marginación en México presentan un menor índice de deserción escolar en nivel medio superior.
Refirió que entre 2000 y 2010, de cada 100 estudiantes que ingresaron a la escuela primaria sólo 36 finalizaron el bachillerato, lo que representa un alto índice de deserción escolar.
No obstante, resaltó que hay un progreso respecto del decenio anterior, pues entre 1989 y 2000 sólo el 22 por ciento de los estudiantes egresaron de media superior.
Señaló que según cifras de la Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública, en el ciclo escolar 2011-2012 la tasa de deserción por grado de marginación fue de 15.3 por ciento en los sectores de altos ingresos y de 9.6 por ciento en el sector altamente marginado.
En el ámbito nacional, los datos arrojan que los jóvenes que viven en los estados con mejores condiciones económicas y sociales desertan más que los estudiantes que habitan en lugares más desfavorecidos.
Nuevo León es el estado con mayor deserción, con una tasa del 23,6 por ciento, seguido por el Distrito Federal con 18,5 por ciento y de Chihuahua con el 17,6 de desertores en nivel medio superior.
Advirtió el investigador de la FLACSO México que el sistema educativo tiene muchos problemas, pero el primero es que la institución escolar es reacia al cambio.
“La escuela, como la Iglesia, es la (institución) menos flexible y con menor capacidad de reinvención. Existe un riesgo social porque hay una tensión cada vez mayor entre la escuela y los jóvenes. Su máquina disciplinaria está en crisis”.
Miranda consideró que “no es suficiente otorgar becas”. La prioridad está en encontrar una vía para destrabar los problemas de formación docente y de participación social, así como el apoyo y acompañamiento integral a los docentes, que son las piezas clave en la formación de los jóvenes.
El investigador agregó que el debate debe ampliarse a otros aspectos, pues hasta ahora se le ha dado mayor peso a la discusión entre gobierno y sindicato.
Durante la conferencia “Re-escolarización y política educativa en México”, Francisco Miranda recomendó rediseñar el modelo educativo de la educación media superior a través de cambios en la estructura de la Subsecretaría de Educación Media Superior y la transformación de la relación entre la federación y los estados.
Consideró que es necesaria la construcción de un nuevo modelo de gobernanza entre instituciones gubernamentales y la sociedad civil.
Así como un cambio en el modelo escolar y en las prácticas pedagógicas y el diseño de un sistema de acompañamiento integral a los jóvenes que permita enfrentar con mayor eficacia los riesgos de desescolarización y desafiliación educativa.
En suma, dijo, es imperativo “construir un espacio que medie, que articule la realidad de la escuela y la de la vida social, cultural y familiar de los jóvenes sin quitarle peso a la formación educativa”.
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