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LOS ÁNGELES, 28 de mayo (Quadratín México).- En una audiencia realizada este día, el juez de la Corte Superior de Los Ángeles, Emilie Elias, fijó para septiembre próximo el límite para la difusión total de miles de páginas sobre expedientes secretos con abusos sexuales cometidos en el ámbito de la Iglesia católica.
Los expedientes incluyen documentos que la Iglesia católica conservó por décadas, y que se refieren a anomalías internas, abusos a menores de edad y otras violaciones.
En la disposición judicial se liberarán expedientes confidenciales que mantenían órdenes católicas, como salesianas, vicentinos y marianistas, quienes habían llegado a acuerdos extrajudiciales con víctimas de abusos.
Por décadas, la Iglesia estadunidense ha mantenido libros con expedientes secretos sobre abusos de sacerdotes, que van desde problemas de alcoholismo, malversación de fondos de parroquias y casos de pederastia, casos que en su mayoría no llegaban a la policía.
En 2007, la arquidiócesis de Los Ángeles, encabezada por el cardenal Roger Mahony, alcanzó un acuerdo extrajudicial para pagar 660 millones de dólares en compensaciones, en conjunto, a más de 600 víctimas de pederastia.
De más de 5 mil sacerdotes que sirvieron en la archidiócesis de Los Ángeles entre 1930 y 2003, 113 fueron acusados de abuso, según el Informe Oficial del Pueblo de Dios de la archidiócesis de Los Ángeles, publicado en febrero de 2004.
Del total de sacerdotes acusados 43 ya murieron, 54 ya no son sacerdotes y 16 permanecían en el ministerio. Del último grupo, en 12 casos no se encontraron pruebas suficientes para declarar abuso y solo cuatro han sido suspendidos y enfrentan juicios.
Uno de los informes indicó que los costes relacionados con estos problemas superaron los 570 millones de dólares en concepto de gastos legales, indemnizaciones, terapia para las víctimas y tratamiento para los infractores. Esa cifra no incluye los 85 millones de dólares que pagó la arquidiócesis de Boston para resolver algunas de las demandas presentadas por las víctimas. La archidiócesis de Boston (Massachusetts), la cuarta diócesis católica más grande de Estados Unidos y en donde comenzó la avalancha de escándalos, anunció a finales de mayo de 2005 el cierre de 65 de las 357 parroquias de su jurisdicción.
Ante la avalancha de condenas, muchas de las cuales particularizan a la Iglesia Católica, la Liga Católica de los Estados Unidos argumenta que las estadísticas de abuso sexual en la misma son similares a las que existen en otras instituciones: por ejemplo, en las escuelas públicas de ese país, se calcula que un 5 por ciento de todos los profesores son responsables de abusar sexualmente un 15 por ciento del número total de estudiantes.
En una encuesta oficial realizada en el 2003 se reveló que un 6.7 por ciento de los estudiantes de Estados Unidos habían padecido una mala conducta sexual por parte de su profesor, que incluso llegaba al punto del contacto físico. Otro informe del Departamento de Educación de los Estados Unidos publicado en el 2004 encontró que entre el 3.5 y 5.03 por ciento de los estudiantes son objeto de conducta sexual inapropiada por parte de sus educadores en algún momento durante su carrera estudiantil. Se descubrió que los profesores, entrenadores y profesores sustitutos eran los que más incurrían en el delito.
Un estudio realizado, por investigadores del College John Jay de Justicia Criminal de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, que examinó las causas y el contexto de la crisis de abusos sexuales del clero en la Iglesia Católica de EU, concluyó que no había una sola causa o factor de predicción de abuso sexual por parte del clero católico.
El informe añadió que los factores situacionales y la oportunidad de abusar desempeñaron un papel importante en el inicio y continuación de los actos abusivos. El estudio se realizó en cinco años y fue publicado en 2011. El aumento de la frecuencia de los abusos en los años 1960 y 1970 fue consistente con los patrones de desviación en la sociedad durante ese tiempo. Las influencias sociales se añadieron a las vulnerabilidades de los sacerdotes individuales cuya preparación para una vida de celibato era insuficiente en ese tiempo. Ni el celibato ni la homosexualidad fueron las causas de los abusos.
El 25 de marzo de 2010 el diario estadounidense The New York Times publica una colección de documentos que supuestamente muestran que el Cardenal Joseph Ratzinger no respondió a más de 200 quejas de abuso sexual contra Lawrence Murphy, quien trabajó en una escuela católica para niños sordos en Wisconsin entre 1950 y 1974. La Iglesia rechazó la denuncia.
Algunas de las víctimas del padre Murphy denunciaron estos abusos a las autoridades civiles, que abrieron una investigación en ese momento; sin embargo, esa investigación se cerró. La Congregación para la doctrina de la fe solo fue informada sobre el asunto veinte años más tarde. Considerando el hecho de que el padre Murphy era anciano y se encontraba en malas condiciones de salud, que vivía retirado y que desde hacía más de veinte años no se habían presentado acusaciones de nuevos abusos, la Congregación para la doctrina de la fe sugirió que el arzobispo de Milwaukee estudiara la manera de afrontar la situación, por ejemplo, restringiendo el ministerio público del padre Murphy y pidiéndole que asumiera toda la responsabilidad por la gravedad de sus acciones. El padre Murphy murió aproximadamente cuatro meses más tarde, sin más incidentes.
El 9 de abril de 2010 la agencia de noticias Associated Press publica una carta en la que se asegura que Cardenal Joseph Ratzinger se resistió a apartar del sacerdocio al cura estadounidense Stephen Kiesle, acusado de pedofilia. El Vaticano dice que “no es extraño que haya documentos aislados con la firma del cardenal (Joseph) Ratzinger” y que la carta está sacada de contexto.
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