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CIUDAD DEL VATICANO, 10 de marzo (Quadratín México).- En vísperas del cónclave los 115 cardenales electores serán recluidos en la residencia de Santa Marta, a fin de evitar su comunicación externa y asegurar una votación limpia del sucesor del papa Benedicto XVI a partir de este martes.
Los purpurados permanecerán aislados en la residencia de Santa Marta durante el conclave, sin tener contacto alguno con la televisión, celular, computadoras, dispositivos móviles, radios o cualquier otro aparato de comunicación con el exterior.
Si un cardenal necesita algo podrá acudir al sustituto de la Secretaría de Estado, uno de los escasos cargos que no cesan cuando muere o renuncia un Papa.
De esta forma, la Iglesia sigue las normas definidas en la Constitución Apostólica “Univerci Dominici Gregis”, decretada por Juan Pablo II en 1996.
No obstante, aclaró el Vaticano, los cardenales tendrán la libertad de salir de Santa Marta para meditar y pasear. Se trata de la primera vez que todo el recinto Vaticano se considerará área cónclave.
Así, durante el cónclave los “príncipes de la Iglesia” se desplazarán de la residencia de Santa Marta a la Capilla Sixtina ya sea a pie o a bordo del pequeño autobús puesto a su disposición.
El cónclave seguirá teniendo como lugar de las votaciones, la Capilla Sixtina, dominada por el “Juicio Universal” de Miguel Angel.
La actual casa Santa Marta (Domus Sanctae Marthae) es una moderna residencia construida cerca de la Basílica de San Pedro, en el lugar que ocupaba el antiguo hospicio para los peregrinos.
Se trata de un moderno edificio de cinco plantas que en tiempos “normales” aloja a cardenales y obispos de paso en la Ciudad del Vaticano para visitar al Papa o participar en los actos y reuniones convocados por la Santa Sede.
Las habitaciones fueron asignadas por sorteo, de acuerdo a la norma papal, y cada uno de purpurados sabe qué habitación ocupará a partir de la primera hora del martes. Las recámaras disponen de cuarto de baño privado, un estudio y una librería.
Además de los cardenales electores, residirán en Santa Marta, durante el periodo del cónclave, aquellos religiosos que ya tienen una residencia en el Vaticano, pero que según establece la Universi Dominici Gregis, deben formar parte del cónclave.
Se trata del secretario del Colegio Cardenalicio, el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, algunos religiosos de varias lenguas para las confesiones, el personal que se ocupa del comedor y la limpieza, así como dos médicos para eventuales emergencias.
Todos deberán recibir la aprobación previa del cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone.
La Fundación Santa Marta fue constituida en 1996 con un quirógrafo de Juan Pablo II y tomo el lugar de una institución anterior, establecida en 1891 por el Papa León XIII y gestionada por religiosas.
La casa funcionaba como hospicio dentro de las murallas vaticanas para atender a los enfermos de los barrios adyacentes al Estado de la Ciudad del Vaticano, en una época en que el cólera azotaba Roma.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial el hospicio recogió también a refugiados, a judíos y a los embajadores de los países que habían roto sus relaciones diplomáticas con Italia.
Según la agenda pre conclave, este lunes 11 de marzo se reunirá todavía la Congregación General, debido a que están pendientes algunas intervenciones de cardenales.
Más tarde se llevará a cabo el juramento de secrecía del personal que ayudará a los jerarcas católicos, durante el Cónclave.
Los cardenales se trasladarán a la casa Santa Marta, antes de la “Misa Pro Eligiendo Pontífice”, que será el martes a las 10:00 hora local (09:00 GMT) en la Basílica de San Pedro, concelebrada por todos y presidida por el decano del colegio cardenalicio, Ángelo Sodano.
A las 16:30 se realizará la procesión de la capilla paulina a la Capilla Sixtina.
En punto de las 16:45 pronunciarán sus juramentos, posteriormente se cerrará la puerta “extra omnes”; y las “fumatas” (las columnas de humo al término de cada votación) que se verán al final de cada votación.
Se necesitan 77 votos para elegir al sucesor de San Pedro, la constitución apostólica establece en caso de prolongarse los escrutinios, si después de tres días no se ha alcanzado la mayoría, se procederá a un día de pausa para la reflexión.
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