Consiguen alumnos del Conalep primer lugar en Torneo Mundial de Robótica
ESTOCOLMO, 10 de diciembre (Quadratín México).- El chino Mo Yan, quien recibió el Premio Nobel de Literatura, describe en su obra un pasado de China que “es una revisión convincente y mordaz de cincuenta años de propaganda”.
Así se refirió a Mo Yan el presidente del Comité Nobel de Literatura, Per Wästberg, durante el discurso con el que le presentó antes de que recibiera de manos de rey Carlos Gustavo de Suecia la medalla y el diploma que acreditan el premio.
La Sala de Conciertos de Estocolmo acogió un año más la entrega de los Premios Nobel, en una ceremonia presidida por los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, y a la que asistieron la princesa heredera Victoria, su marido el príncipe Daniel y los príncipes Carlos Felipe y Madeleine.
De todos los Nobel entregados hoy, el que más expectación había suscitado fue el de Mo Yan, seudónimo que significa “no hables” y cuyo nombre es Guan Moye, quien desde que se conoció la atribución del premio ha recibido críticas, entre otros, de disidentes chinos por considerarle un intelectual del régimen.
En su presentación, Wästberg no ahorró elogios a la literatura de Mo Yan, de 57 años, y su retrato de la sociedad china, del que dijo “describe un pasado que, con sus exageraciones, parodias y derivaciones de mitos y cuentos populares, es una revisión convincente y mordaz de cincuenta años de propaganda”.
Mo Yan conoce “prácticamente todo lo que hay que conocer sobre el hambre y, probablemente, la brutalidad del siglo XX en China nunca ha sido descrita de una manera tan desnuda”, aseguró.
En su literatura, el autor chino “ataca la historia y sus falsificaciones, así como las penurias y la hipocresía política”, dijo Wastberg, quien citó algunas de sus obras en las que se “mofa” de la “pseudociencia revolucionaria” o dirige su “ironía a la política familiar china” del hijo único.
En las historias de Mo Yan “nunca encontramos el ciudadano ideal que fue una característica estándar en la China de Mao” sino que son capaces de adoptar “los pasos y medidas más amorales para satisfacer sus vidas y reventar las jaulas en las que han sido confinados por el destino y la política”.
“En la obra de Mo Yan, la literatura mundial habla con una voz que ahoga a la mayoría de los contemporáneos”, concluyó el académico.
En una ceremonia a la que asistieron mil 570 invitados y que siempre está marcada por un riguroso protocolo, el primero en tomar la palabra fue el presidente de comité de la Fundación Nobel, Marcus Storch, quien recordó que horas antes en Oslo la Unión Europea había recibido el Nobel de la Paz.
Los laureados, todos hombres, recogieron su medalla y diploma de manos del rey e hicieron una reverencia al monarca, otra a los miembros de la Academia y la tercera al público, pues el protocolo no establece que puedan hacer discursos.
Los premios fueron entregados con el orden habitual, con lo que los primeros en acercarse al centro del escenario fueron los laureados en Física, David J. Wineland y Serge Haroche, elegidos por haber abierto una “nueva era” en la física cuántica.
En Química se reconocieron los estudios de Robert J. Lefwokitz y Brian K. Kobilka sobre receptores celulares, a través de los que logran sus efectos casi la mitad de los medicamentos.
El británico John B. Gordon y el japonés Shinya Yamanaka, merecieron la distinción en Medicina por demostrar que las células adultas pueden ser reprogramadas para desarrollar cualquier tipo de tejido.
Los últimos en recoger sus medallas de manos del rey fueron los estadounidense Alvin E. Roth y Lloyd S. Shapley, por sus trabajos sobre el diseño de los mercados y su teoría de las asignaciones estables, que les valieron el premio de Economía, creado en 1969 por el Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel.
El acto contó con diversos interludios musicales a cargo de la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo, bajo la batuta de Daniel Blendulf y con la actuación como solista del clarinetista Emil Jonason, con obras, entre otros de Pyotr Tchaikovsky, Gioacchino Rossini y George Gershwin.
Los Premios Nobel han visto reducida este año su dotación económica en un veinte por ciento, hasta los ocho millones de coronas suecas, (unos 930 mil euros o 1.5 millones de dólares), por categoría.
QMX/bhr