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ROMA, 24 de septiembre (Quadratín México).- El primer ministro Mario Monti reconoció que el nivel de corrupción en Italia es superior al promedio de países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), aunque consideró que la nación ya no es un problema para la estabilidad del euro.
Al participar con el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, en una conferencia en Roma sobre las reformas en Italia, Monti dijo que la corrupción representa un freno para el crecimiento del país.
Subrayó que en su reporte sobre Italia, la OCDE puso el acento en la necesidad de mejorar la transparencia en el sector público.
“En Italia el nivel de corrupción es superior al del promedio de la OCDE”, admitió.
“Existe una inercia comprensible, pero sin excusas de algunas partes políticas”, añadió al referirse al nuevo escándalo de corrupción que sacude al gobierno de centroderecha de la central región de Lazio y que podría ocasionar la caída de la gobernadora, Renata Polverini.
Por otra parte, Monti aseguró que gracias a las acciones emprendidas por su Ejecutivo, Italia ya no forma parte de la lista de países que representan un problema para la estabilidad del euro.
Insistió en que 2013 será “un año de crecimiento”, aunque “el motor de la economía partirá lentamente”.
“Los italianos han sido sometidos a un tratamiento muy incisivo y pesado de medidas, demuestran no ser hostiles ante quien ha debido convencerlos de que se trata de medidas que le convienen en el largo plazo”, afirmó.
En tanto, Gurría Treviño felicitó a Monti “por las decisiones valientes” que ha tomado y que permitirán “remover los obstáculos que desde hace tiempo han condicionado el crecimiento de Italia”.
Según el secretario general de la OCDE, las decisiones del Ejecutivo de Monti permitirán que el Producto Interno Bruto (PIB) italiano (que este año caerá 2.4 por ciento) pueda aumentar 4.0 por ciento en la próxima década. Sin embargo, advirtió que el “rigor” económico no debe ser abandonado.
Gurría reconoció que Italia deberá pedir ayuda exterior en caso de que los mercados “no reconozcan suficientemente el mérito de las reformas”.
Insistió en que tales reformas deben ser puestas en práctica plenamente, mientras Italia debe estimular la competitividad, favorecer la innovación, garantizar una educación de alta calidad, modernizar la administración pública y luchar contra la corrupción y la evasión fiscal.
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