Se casan 46 parejas en cárceles de CDMX
Yo extrañada le pregunté que por qué hablaba con tanto coraje o a que venía ese comentario. Entre mentadas ya saben de qué…me contó que así, sin más ni más le dijeron que a partir de esa quincena iba a percibir un sueldo de asistente y que “posiblemente” más adelante pudieran “arreglar” su situación y “regresarle” el puesto que tenía, “mmmmjjjj…y tu nieve de limón de que la quieres…”.
Luego de discutir e insistir que no era justo, de pedirles que tomaran en cuenta sus años de experiencia, de esfuerzo, buena disposición, llegadas a tiempo, horas extras sin cobrar, su responsabilidad y su profesionalismo, otra vez, así sin más ni más, le respondieron que la determinación estaba tomada, que era la última palabra y que le hiciera como quisiera.
En ese momento, me cuenta ella, tuvo ganas de renunciar pues su dignidad y sus derechos como persona y como trabajadora habían sido pisoteados. Pero después de un rato de analizar su situación, pensó: ¿y cómo voy a pagar la renta, la escuela de mis hijos, el teléfono, bla,bla,bla…?, entonces dice que montó más en cólera, pues por “esos pequeños detallitos” iba a tener que aguantarse y aceptar el sueldo de asistente, porque si renunciaba entonces no iba a tener ni para comer.
Las cosas no quedaron ahí, noooo, días después se entera que a tres empleados, compañeros de ella, los ascendieron de puesto y con plazas permanentes. Ahí si fue el “acabose”, pero como tragedia de tango, la situación fue más allá, se enteró que a una de ellas la subieron de cargo y por consecuencia el sueldo, porque vive más allá de Nezahualcóyotl y pues “pobrecita vive muy lejos”; y a la otra chica, porque “ella mantiene a toda su familia; su papá los abandonó y pues tiene que ayudar a su mamá a mantener a sus hermanitos chiquitos…”.
Mi amiga, dice que no está en contra del apoyo a las personas que menos tienen, pero se pregunta ella ¿yo qué culpa tengo de la situación que están viviendo, con todo respeto, yo qué tengo que ver que el papá los haya abandonado o que la otra compañera viva muy lejos y tenga que salir dos o tres horas antes para llegar a tiempo…?
Que me disculpen quienes viven en una situación precaria, pero entonces para escalar en una empresa ¿tengo que vivir junto al Bordo de Xochiaca y tener seis hermanitos menores de edad o ser huérfana o que mi papá me haya abandonado o mi marido me deje para tener un buen puesto. Entonces de qué valió haber estudiado una carrera, mi preparación, mis años de experiencia; de qué me vale ser responsable, tener disposición…?
Les cuento que le di la razón, y no porque sea mi amiga, pero un puesto del nivel que sea y en el sector que sea, se gana por la preparación académica, experiencia, profesionalismo y responsabilidad que se tiene, y absolutamente nada tiene que ver hasta dónde vivas o cuál sea tu condición.
No cabe duda en todos lados sigue imperando el “paternalismo”, una práctica que limita el futuro del individuo y de la sociedad.
El paternalismo es el sinónimo de la cultura del “no esfuerzo”, de la cultura de la “lágrima”, del “hazte el sufrido, llórale al jefe y verás lo que consigues”. ¡A que nuestro México lindo! a dónde llegaremos si seguimos así…
Hasta el otro viernes, ya les platicaré, a ver de qué más me entero…
QMex/mmv/arm