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href=»http://mexico.quadratin.com.mx/cibernautas-votaran-por-nombres-de-dos-lunas-de-pluton/olympus-digital-camera-37/» rel=»attachment wp-att-91481″>CIUDAD DE MÉXICO, 13 de febrero (Quadratín México).- En la cúspide de la Pirámide del Sol, a 66 metros de altura, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia localizaron una gran escultura de Huehuetéotl, dios viejo o del fuego; además de dos estelas completas de piedra verde y el fragmento de otra, que debieron decorar hace 1,500 años el templo que coronaba esta edificación.
El arqueólogo Alejandro Sarabia, quien junto con su colega, el doctor Saburo Sugiyama, de la Universidad Provincial de Aichi (Japón), desarrolla desde el 2005 el Proyecto Pirámide del Sol, informó que las piezas se encontraron al interior de una fosa -de 4 metros de ancho, 17 de largo y 5 metros de profundidad-, que probablemente data de finales del siglo V o inicios del VI de nuestra era.
El templo, que existió en la parte más alta de la pirámide, fue destruido por los propios teotihuacanos en ese periodo, pero algunos elementos arquitectónicos -como las estelas descubiertas- se dejaron en el lugar, pues su interés era otro. Sarabia y su equipo consideran que la fosa fue excavada en tiempos prehispánicos para recuperar la ofrenda principal de la construcción, en un acto de desacralización y repartir su contenido en otros edificios públicos de la antigua ciudad.
A escasos 50 centímetros fueron apareciendo los elementos referidos, la escultura del dios viejo o del fuego (la más grande de su tipo en Teotihuacan) y el fragmento de una estela de 80 kilos, más otros objetos de piedra verde o pizarra, como cuentas y placas y concentraciones de conchas marinas.