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CIUDAD DE MÉXICO, 11 de enero (Quadratín México).- Una serie de sucesos en torno a la fabricación, distribución y aceptación de la cerveza en México, que abarca desde su llegada hasta su actual posición entre la población mexicana, se aborda en la más reciente publicación de la historiadora María del Carmen Reyna.
En el libro que lleva por título “Historia de la cerveza en México”, la autora hace un recorrido del azaroso camino de la bebida en el continente americano, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El origen de la popular bebida se remonta nueve mil años atrás, en la zona de Oriente Medio, en la región de lo que hoy es Irak, donde era fabricada por los sumerios. Luego de probar con distintas combinaciones, se perfeccionó su calidad y sabor, hasta convertirse hoy día en una de las más consumidas a nivel mundial.
La población mexicana no está exenta de esta realidad, pues este país se ha colocado en el lugar 10 en el consumo de cerveza, sin embargo esta no siempre fue así, pues durante la época novohispana tuvo poca aceptación y fue hasta el siglo XX que llegó a consolidarse en el gusto popular.
La escritora y especialista de la Dirección Estudios Históricos (DEH) señala que aunque la cerveza no necesariamente fue la primera variedad de bebida fermentada que llegó al paladar humano, sí fue una de las más antiguas que logró posicionarse con el paso del tiempo.
En 1542 el monarca Carlos V autorizó que en la Nueva España se pudiera elaborar cerveza, misma que se producía en una fábrica establecida en Amecameca, dirigida por el español Alfonso de Herrera.
Para su elaboración se buscó que arribaran a tierras americanas maestros cerveceros europeos, quienes tenían la habilidad, práctica y experiencia necesarias.
La primera cervecería en México permaneció alrededor de cuatro o cinco años, pues no tenía las condiciones para subsistir, aunado a que las primeras cervezas eran muy caras y, por lo mismo, la producción era mínima.
Ante tal situación se optó por traerla en barcos, pero este transporte debía tener ciertas condiciones para que la bebida no se echara a perder.
Igualmente se relata cómo en el México independiente, llegó una ola de inmigrantes europeos y estadounidenses que preferían la cerveza al pulque, que en aquellos momentos era una de las bebidas principales en el país, pues argumentaban que éste les parecía sinsabor.
Aprovechando la situación y la demanda, los europeos comenzaron a establecer fábricas artesanales, pero tenían seguir contratando maestros cerveceros para poder elaborarla, a quienes se les pedía firmar un contrato en el que se establecía que no debían enseñar en México la técnica por ser algo casi secreto.
En Europa, desde la Edad Media, los expertos en la elaboración de cerveza eran los monjes, inclusive algunas marcas tenían el nombre de los monasterios donde se producía.
Las primeras cerveceras se establecieron en la Ciudad de México, escogiendo lugares cercanos a algún río, porque se utilizaba mucha agua para elaborar la bebida, sin embargo, no prosperaron porque debían importar el lúpulo, una especie de planta que traían de Europa y de Estados Unidos se exportaba la cebada, pero no tenía la calidad suficiente.
Ante tantas contrariedades, en México se comenzó a cultivar la cebada, aunque “no sé si en el mismo país se cultive el lúpulo, a lo mejor aún tienen que traerlo de Europa. Éste es el gran secreto de la cerveza, lo que le da su sabor, aunque se necesita mucha experiencia y conocimientos para que adquiera un sabor exquisito”, explicó la historiadora.
En la Ciudad de México, una de las primeras cervecerías se estableció en lo que hoy es la calle Revillagigedo, a cargo de la familia Cantolla, procedente de España, pero no tuvo éxito.
Una más se instaló en el Ex Convento de San Agustín, ubicado en Isabel la Católica y República de El Salvador, cuyo terreno abarcaba toda la manzana y para hacerse de recursos, rentaba una parte a la cervecería, que permaneció abierta de 1829 a 1861, cuando se hizo la desamortización de bienes eclesiásticos y se cerró el establecimiento.
Otra fábrica se instaló en el Hospicio de Pobres, ubicado en Balderas y avenida Juárez, que también arrendó una parte de su terreno porque necesitaba recursos para la atención de huérfanos y enfermos. Una ventaja que tenía el hospicio es que poseía mercedes de agua, y eso permitía a los productores contar con el recurso suficiente para elaborar la cerveza.
Al norte del país, en Sonora y Chihuahua, se establecieron algunas de las primeras cervecerías, lo mismo que en Jalisco, estas eran trabajadas por productores ingleses y alemanes. Posteriormente, se abrieron más cerveceras al sur del país.
Al llevar la cerveza de un extremo a otro del territorio nacional, era necesaria una buena técnica para que se conservara en buen estado y que no se echara a perder.
La inestabilidad del siglo XIX no hizo posible que se fortalecieran las fábricas de cerveza, sin embargo, a mediados de esa centuria empezó a haber una mayor demanda de esta bebida, que fue desplazando al pulque, además de que se consideraba medicinal, a los niños se les daba un sorbo para tranquilizarlos por efectos del lúpulo.
Fue hasta principios del siglo XX cuando empezaron a surgir las grandes empresas cerveceras, una de ellas fundada por españoles en 1925, cerca del río San Joaquín para tener el agua suficiente, quienes trajeron a fabricantes extranjeros para su elaboración. Posteriormente, crearon los envases de vidrio y las corcholatas, que eran muy prácticas para destaparlos y proteger el líquido.
Esta empresa comenzó a expandirse y en 1950 adquirió una fábrica de cerveza de Yucatán, que era muy productiva, pero curiosamente al adquirirla dejó de serlo, a pesar de ello siguió su crecimiento al comercializar ocho marcas y fusionándose con socios mexicanos.
María del Carmen Reyna indicó que en Toluca, Estado de México, hay un Museo de la Cerveza, perteneciente a una empresa cervecera, que conserva la maquinaria con que se producía a principios del siglo XX.
La cerveza mexicana se vende mucho en todo el mundo y es muy apreciada. Los principales consumidores de esta bebida son Alemania, España, Francia, República Checa, Austria, Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Estados Unidos y México, que cuenta con infinidad de fábricas.
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