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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de octubre (Quadratín México).- Con un homenaje a Gabriel García Márquez concluyó el encuentro “Nuevos cronistas de Indias 2”, en el que participaron Héctor Feliciano, Jon Lee Anderson, Sergio Ramírez, Sergio Dahbar y Héctor Abad.
El puertorriqueño Héctor Feliciano, escritor, periodista, tallerista cultural y que actualmente hace una recopilación de textos periodísticos de y sobre García Márquez, destacó anoche que lo esencial en la obra periodística del colombiano “es la calidad de lo escrito, sin importar el tema que aborde”.
Desde su perspectiva, esa indiscutible calidad “se advierte sin importar de lo que habla e independientemente si es una crónica, una corresponsalía, una nota pequeña o una crónica amplia”.
En el Museo Nacional de Antropología señaló que lo que recuerda el periodismo de “Gabo” es la calidad que permea su obra, todo lo que él escribe.
“Su obra es un vivero, un semillero periodístico que el comité del Premio Nobel reconoció para darle el galardón, porque su labor en los medios de comunicación es fundamental en el conjunto de su labor”, señaló.
A su vez, Jon Lee Anderson, de Estados Unidos, periodista de la revista The New Yorker, recordó que su primer encuentro con el que es considerado uno de los principales escritores latinoamericanos fue con el “García Márquez político”.
Sin embargo, expresó, pronto se le reveló como un colega, generoso. “Lo consulté por razones periodísticas y él entendió mis necesidades de reportero”.
El comunicador de la unión americana rememoró que García Márquez le brindó su amistad y lo invitó a ser parte de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
“Recuerdo que me decía que la fundación era lo que siempre ambos habíamos querido hacer, una suerte de ‘mafia amistosa’ para fomentar el oficio que nos une, el del periodista”, señaló.
Durante 15 años, puntualizó, la fundación ha sido una escuela genial. “Lo que él quiso hacer se ha logrado. Muchas culturas, muchos países se han unido con la generosidad del espíritu de compartir los conocimientos de quienes como Gabo desean hermanar con los colegas iberoamericanos”.
En su intervención, el nicaragüense Sergio Ramírez, escritor y periodista, habló de su colega escritor-político, al tiempo que recordó que “en 1977 lo busque en Bogotá para pedirle que visitara al presidente Carlos Andrés Pérez; me dio una cita en su cabina de radio”.
Ahí le planteó algo simple: que el Frente Sandinista tomaría algunos cuarteles para tirar al dictador Anastasio Somoza. “Yo quería que fuera a Caracas a formar una comisión. Le dije que ya había mil 200 hombres listos y armados, pero en realidad no eran más de 80”, recordó.
Aseveró que al día siguiente García Márquez se fue a Caracas para contarle todo el asunto al presidente Carlos Andrés Pérez, quien también se creyó la historia.
“Años después, tras el triunfo de la revolución, me dijo: Tú me engañaste y yo fui a decirle una mentira a Carlos Andrés Pérez. Pero todo acabó en un abrazo”, expuso.
La intención de la incursión de “Gabo” en ese asunto era política, pero terminó siendo muy literaria. “El escribió un guión de cine que tituló ‘El asalto’, pero nunca se filmó. Si uno lo lee se advierte de inmediato que es un gran reportaje, lo mismo que su segunda gran crónica, la del asalto al Palacio Nacional”, dijo.
En su crónica, señala el asalto al Palacio de Gobierno, cuando un comando sandinista entró vestido con el uniforme de gala de los hombres de Somoza, tomó la cámara de diputados y secuestró a familiares y amigos, tres mil personas pronto pero liberó casi todos, reteniendo sólo a quienes interesaban, aseveró.
Explicó que cuando escribió sus novelas, como “100 años de soledad”, se coloca estilísticamente como novelista, pero si escribe crónicas se coloca en esa posición del periodista de prosa simple y efectiva, con precisión absoluta de todos los detalles.
Otro participante en el homenaje, el venezolano Sergio Dahbar, director de la revista “El librero” y de las editoriales Cyngular y La Hoja del Norte, habló con evidente emoción del “Gabo” profesor de periodismo y del periodista en su momento estelar.
Recordó su experiencia al tomar parte en los talleres periodísticos de “Gabo”, quien le hacía pensar que debían replantear la forma de trabajar para hacer un periodismo que alguien quisiera leer, disfrutar, con ética, y que recuperara la emoción originaria del oficio, con la honestidad y claridad que éste exige.
“Fue una experiencia única, vivir en ese laboratorio del que salíamos muy golpeados porque nos dábamos cuenta que el periodismo que hacíamos hasta entonces había caído en una rutina y un aburrimiento que no tenía ningún sentido”, explicó.
“Fue inolvidable y una cosa muy importante. Nunca me sentí avasallado, ni padecí porque me reclamara nada, sino que hacía señalamientos breves y precisos que nos hacían ver dónde habíamos extraviado la brújula del oficio, lo cual había perjudicado a los lectores y a los autores mismos”, abundó.
El homenaje fue moderado por Jaime Abello Banfi, de Colombia, director general de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), quien recordó el día en que su compatriota empezó un recorrido por el periodismo y la crónica, viviendo diversas y sucesivas grandes metamorfosis.
“Al final vemos que hizo de todo, fue columnista, realizó editoriales, dignificó la labor del reportero al salir a las calles en busca de la noticia, lo que significa que descubrió la crónica en las calles, género del cual se enamoró. Fue corresponsal en Europa y fundador de la agencia Prensa Latina”, resaltó.
Además de periodista y empresario de medios, también ha sido maestro de periodistas y ha dedicado gran parte de su vida a la idea de que el periodismo es un oficio que se aprende en la práctica y que la crónica es la novela de la realidad, “porque ese campo del periodismo se encuentra con la literatura”, concluyó.
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