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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de agosto (Quadratín México).- Este viernes se conmemora el 113 aniversario del natalicio del escritor argentino Jorge Luis Borges, autor de obras que forman parte de los clásicos de la literatura, como “El Aleph”, “El hombre de la esquina rosada” e “Inquisiciones”, de quien se dice se le negó por años el Premio Nobel aunque como pocos lo merecía.
Borges, quien recibió un fuerte impulso a su afán de escritor del regiomontano Alfonso Reyes, vio la primera luz en Buenos Aires, Argentina, en casa de Isidoro Acevedo, su abuelo paterno, y la educación que recibió lo hizo bilingüe desde su infancia, al grado que incluso aprendió a leer en inglés antes del español por influencia de su abuela materna.
Con apenas seis años de edad, le dijo a su padre que sería escritor y apenas un año después escribió en el idioma de Shakespeare un resumen de mitología griega.
Su genialidad no se detuvo ahí: a los ocho años escribió “La visera fatal”, un texto para el que se inspiró en un episodio de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes, y a los nueve tradujo del inglés “El príncipe feliz”, de Oscar Wilde.
Hacia 1914, y debido a la ceguera casi total, el padre de Jorge Luis se jubiló y decidió pasar una temporada con la familia en Europa, donde por el inicio de la Primera Guerra Mundial, se instalaron en Ginebra, Suiza, donde él escribirá algunos poemas en francés mientras estudiaba el bachillerato (1914-1918).
Su primera publicación registrada es una reseña de tres libros españoles escrita en francés para ser publicada en un periódico ginebrino.
Fue cuestión de poco tiempo que empezó a publicar poemas y manifiestos en la prensa literaria de España, donde residió desde 1919 hasta 1921, año en que la familia Borges regresó a Buenos Aires.
Fue en esa época que el entonces joven poeta redescubrió su ciudad natal, sobre todo los suburbios del sur, poblados de “compadritos”, y de lo cual empezó a escribir poemas, siendo el primer libro “Fervor de Buenos Aires” (1923), en el que incluye el lenguaje popular.
Totalmente instalado en Buenos Aires, en 1924 empieza a publicar en algunas revistas literarias y edita dos libros más, “Luna de enfrente” e “Inquisiciones”.
A partir de ese momento y durante las décadas siguientes ya se le reconoce como Borges, uno de los más brillantes escritores de América.
Agotado el ultraismo, escuela experimental de poesía que se desarrolló a partir del cubismo y futurismo, y que él mismo había traído de España, intentó fundar un nuevo tipo de regionalismo, enraizado en una perspectiva metafísica de la realidad.
Bajo esta nueva óptica escribió cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, sobre el tango, fatales peleas de cuchillo (“Hombre de la esquina rosada” o “El puñal”), pero al poco tiempo también se cansó de esta corriente.
Como consecuencia, Jorge Luis Borges empezó a especular en sus escritos sobre la narrativa fantástica o mágica, hasta el punto de producir durante dos décadas, 1930-1950, algunas de las más extraordinarias ficciones de este siglo.
Estas son “Historia universal de la infamia” (1935), “Ficciones” (1935-1944) y “El Aleph” (1949), por mencionar algunas.
En 1961 compartió con Samuel Beckett el Premio Fomentor otorgado por el Congreso Internacional de Editores, reconocimiento que marcó el inicio de su reputación en todo el mundo occidental.
A dicho galardón se sucedieron otros más, como el título de Commendatore del gobierno italiano, el de Comandante de la Orden de las Letras y Artes del gobierno francés, la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico y el Premio Cervantes.
De acuerdo con los resultados de una encuesta mundial publicada en 1970 por el diario italiano “Corriere della Sera”, Borges recibió más votos como candidato al Premio Nobel de Literatura que Alexander Solzhenitsyn, quien finalmente obtuvo el premio que otorga la Academia Sueca.
El 27 de marzo de 1983 publicó en el diario “La Nación” de Buenos Aires el relato “Agosto 25, 1983″, en que profetiza su suicidio para esa fecha exacta.
Tiempo después fue consultado sobre por qué no lo hizo como lo había escrito, a lo que respondió sencillamente: “por cobardía”. Ese mismo año la Academia sueca otorgó el Premio Nobel a William Golding, lo que generó de nuevo polémica sobre por qué no se le había dado a Borges.
El escritor murió en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986 y su cuerpo fue enterrado en la misma ciudad.
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