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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de enero (Quadratín México).- Emociona. Impone. Arriesga. Se atreve. Da pinceladas de valentía y espectáculo. Julián López El July (Madrid, 31 años de edad) se levantó como el triunfador absoluto del mano a mano número 26 en la historia de la plaza de toros México, al cortar dos apéndices bien logrados frente a un empeñoso Diego Silveti (Irapuato, 28 años), que pese a ofrecer sangre, sudor y lágrimas no logró que estas se vieran recompensadas en el ruedo.
Su empeño apenas le alcanzó para una oreja.
Ante un coso lleno, el madrileño y el de Irapuato salieron al ruedo con el cuchillo entre los dientes para confirmar ante una afición, mayoritariamente y totalmente Palacio, villamelona y caza carteles, vaya plaga que era de esperarse, el empaque de su confección taurina.
Con un encierro desigual en su embestida y fuerza, ambos matadores ofrecieron espectáculo y buen torerismo ante los toritos de Fernando de la Mora y Montecristo, sin lograr a convencer del todo.
Ausente la verdadera afición de los ruedos, la empresa de la México, con el doctor Herrerías a la cabeza, armó, ya feneciente esta temporada, un mano a mano pretendiendo evocar los grandes duelos que se vivieron antaño entre espadas españolas y mexicas.
¿Quién no recuerda los ocho encontronazos ofrecidos por el taquillero maestro de Monterrey, Manolo Martínez, seguido por el Curro Rivera y sus seis duelos, hasta rematar con los cinco ofrecidos por el Zotoluco? Pero si de historia hay que hablar, ahí están los duelos ofrecidos por maestros de la talla de Lorenzo Garza y el de Texcoco, Silverio Pérez. Palabras mayores sin duda.
El July, ya en los cuernos de la luna, ofreció, en su terno color uva, muestras de su calidad taurina con su segundo, de nombre Aguanieve, de la ganadería de Fernando de la Mora, al que logró hacerle señora faena con derecha, en una tanda donde dio muestras sobradas de su valentía y talento. A este, que traía poco, logró enmendarle una faena a base de paciencia y talento, que se vieron coronadas con el par de apéndices que el juez de Plaza, Jesús Morales, no le regatea.
Con su tercero, Ilusión, se muestra empeñoso y arriesgado, pero el burel no aporta ni se deja ayudar. Vaya por Julián, quien con su primero pincha en tres ocasiones y al final deja una estocada trasera.
El de Irapuato, terno en verde, no se amilana ni se opaca. Sabe que puede ser su tarde, la oportunidad dorada para plantarle cara al de Madrid.
Con su lote, se engalla, saca a flote bernardinas, gaoneras, derechazos, naturales… Su segundo, Mar de nubes, se muestra como el más empeñoso en varas, ejemplo de fuerza y recorrido.
Con su último, Silveti se muestra empeñoso y convincente, dando muestras de su empeño total. El heredero de la dinastía viene por todo, sabedor de que el listón le ha quedado muy alto. Tras una buena faena logra un apéndice que sí bien no le alcanza para la igualada, no le hace aparecer como un perdedor total. Algo es algo, ¿o no?
QMX/ja/oab