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LONDRES, 27 de julio (Quadratín México).- El pebetero de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 quedó encendido de una forma espectacular con la ayuda de siete jóvenes para dar paso a la llama olímpica, cuyo tradición se inició en Holanda en 1928.
Tras la declaratoria inaugural a cargo de la Reina Isabel II, se entonó el himno olímpico y se izó la bandera, mientras que el futbolista David Beckham terminó su trayecto por el Río Támesis para entregar en un muelle cercano la antorcha olímpica.
El remero Steve Redgrave recibió de manos de Beckham la antorcha, ingresó al inmueble y la cedió a uno de los siete jóvenes que son la apuesta deportiva del futuro británico.
Luego cada uno de los adolescentes portó una antorcha para encender los 204 pétalos (que representan cada país participante) colocados en el centro del estadio, una vez con fuego entre cada uno se formó un pebetero gigante para albergar la flama olímpica.
En el cierre del evento se presentó al ex Beatle Paul McCartney para dar por terminada la ceremonia de inauguración ante los espectaculares juegos artificiales que iluminaron la capital inglesa.
La tradición del pebetero tiene su origen en los Juegos Olímpicos de Verano de 1928, en Ámsterdam, cuando el arquitecto neerlandés Jan Wils incluyó en el dibujo del estadio olímpico una torre y tuvo la idea de encender en ella una llama que se mantendría encendida hasta el final de la justa internacional.
En la ceremonia de apertura, el 28 de julio de 1928, un empleado de la empresa eléctrica de Ámsterdam encendió por primera vez la llama de los Juegos Olímpicos de la era moderna en la torre entonces llamada Marathontower o torre del maratón y que localmente sería conocida, desde entonces, como “cenicero de la KLM”.
Cuatro años más tarde, en los Juegos Olímpicos de Verano de 1932, volvió a encenderse una llama durante los Juegos en el estadio de Los Ángeles. Durante la ceremonia de clausura se presentó una cita de Pierre de Coubertin que decía: “Que la Antorcha Olímpica siga su curso a través de los tiempos para el bien de la humanidad cada vez más ardiente, animosa y pura.”
Y fue en en 1936, en los Juegos Olímpicos de Berlín, que Carl Diem concibió la ceremonia del transporte de la llama Olímpica desde el antiguo local de realización de los Juegos en Olimpia en Grecia hasta el estadio donde se realizaban los Juegos.
Más de 3 mil atletas realizaron una carrera para transportar la antorcha desde Olimpia hasta Berlín, donde el corredor Fritz Schilgen encendió la llama en la ceremonia de apertura el 1 de agosto. La carrera de la antorcha pasaría a formar parte de los Juegos Olímpicos.
Un dato interesante y cosa que no ha sucedido es que si la llama se apaga, los juegos son cancelados por mal presagio.
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