Código infarto, creado por universitaria, salva más vidas
href=»http://mexico.quadratin.com.mx/wp-content/uploads/2013/05/ectópico.jpg»>GUADALAJARA, 10 de mayo (Quadratín México).- El embarazo que se desarrolla fuera del útero es decir el ectópico es un evento raro con alto riesgo de morbilidad, incluso, de mortalidad tanto para la madre como para el bebé, señaló el médico José Manuel Segura Zavala.
El experto en ginecobstetricia del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, dijo que una de las variantes más infrecuentes del embarazo ectópico es el llamado “embarazo abdominal” que ocurre entre el 0.03 al 1.4 de todas las gestaciones extrauterinas.
El médico, quien encabeza la Unidad de Tococirugía y Admisión Hospitalaria de Hospital de Ginecosbstetricia del Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO), indicó que en los 45 años de vida del citado nosocomio se tiene registro de dos embarazos ectópicos abdominales, ambos con éxito para la madre y el bebé.
“El primero fue hace unos 15 años y el más reciente en 2007; solamente en el primero el bebé nació con deformidad en uno de sus pies que con la aplicación de yeso, se le corrigió”, recordó el entrevistado.
Segura Zavala explicó que se trata de eventos obstétricos tan infrecuentes como complejos que pueden diagnosticarse desde el primer trimestre y en función de ello, definir su resolución la cual invariablemente es quirúrgica, aunque evaluando riesgos puede interrumpirse en las primeras semanas lo que hace inviable la sobrevivencia del bebé.
Destacó que salvo el hecho de un útero vacío, un embarazo ectópico en apariencia es semejante a una gestación intrauterina, esto es, la paciente deja de menstruar se ve como cualquier otra embarazada con el abdomen distendido.
“Sólo que al practicarle un ultrasonido, se observa que el útero está pequeño y hay una masa fuera del mismo ?adherida-, en el caso del embarazo abdominal, a una estructura llamada peritoneo que es la cubierta externa de las vísceras”, mencionó.
Precisó que un embarazo ectópico abdominal puede ser primario, cuando desde el principio se adhiere al peritoneo, o secundario, cuando de inicio de implanta en el útero y posteriormente migra a otra víscera, el experto destacó que uno de los factores que lo hace más riesgoso es la magnitud de la adhesión placentaria.
“Hay casos en que la placenta no puede retirarse y debe dejarse dentro de la paciente”, lo que incrementa las posibilidades de que desarrolle una infección, por lo cual se le mantiene bajo tratamiento farmacológico y vigilancia estrecha una vez resuelto el parto, indicó Segura Zavala.
En el caso del más reciente embarazo abdominal atendido en el Hospital de Ginecobstetricia, en 2007, recordó que se trató de una mujer de entonces 29 años que había tenido tres embarazos previos normales.
Esta paciente ameritó tres hospitalizaciones previas a la resolución de su embarazo el cual finalmente se resolvió por la vía cesárea a la semana 32 obteniéndose un niño que pesó apenas 950 gramos y por lo mismo requirió de cuidados intensivos neonatales y se egresó del nosocomio en buenas condiciones generales.
En su momento, rememoró el médico, el niño presentó retardo en el crecimiento y desnutrición, debido a que se desarrolló fuera de su ambiente idóneo, es decir, dentro del útero, sin embargo los cuidados post natales permitieron su recuperación.
En cuanto a la mamá, “egresó el 26 de septiembre de 2007″ en buenas condiciones “en el caso de ella la mayor parte de la placenta estaba adherida a la estructura externa del útero y el resto al peritoneo”, lo que facilitó su extracción.
Un embarazo abdominal, reiteró, es sumamente raro, pero se sabe que quien ha tenido una gestación de este tipo, tiene probabilidades incrementadas de que vuelva a suceder, asimismo, haber tenido cirugías en la zona pélvica o haberse sometido a procedimientos de fertilidad aumenta el riesgo.
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