IMSS, en el top de instituciones de LATAM por su investigación en salud
CIUDAD DE MEXICO, 28 de octubre (Quadratín México).- El aumento de cáncer se debe, en buena medida, a los cambios de estilo de vida, con alimentos y bebidas industrializados con una mayor carga de aditamentos sintéticos y grasas poli saturadas, agregándose a esto la contaminación ambiental, todos factores que envenenan directamente a la sangre.
Por esta razón el cáncer en sangre no sólo corresponde a la leucemia, que se identifica principalmente con niños, sino también a la mielofibrosis la cual se produce por insuficiencia en médula ósea.
De acuerdo a la Fundación para Combatir la Leucemia (FUNDALEU),
la meliofibrosis es un grave cáncer de la sangre y es difícil de diagnosticar.
No obstante que se podría diagnosticar con un conteo sanguíneo completo y una palpación del abdomen, la meliofibrosis es difícil de detectar al presentar a una sintomatología poco precisa, por ello la mayoría de los pacientes no son diagnosticados a tiempo.
Distintos estudios demuestran que tras 10 años del diagnóstico, casi el 20 por ciento de los pacientes desarrollan una leucemia mieloide aguda, forma agresiva de la enfermedad que es virtualmente intratable y tiene una sobrevida promedio estimada en menos de 2.6 meses.
Es por ello que para los hematólogos, es fundamental que tanto las personas en común como los médicos de cabecera o familiares tengan cuenta los posibles síntomas que revelen el riesgo de meliofibrosis, como:
1. Aumento del tamaño del bazo y del hígado: Para compensar la producción irregular de células sanguíneas en la médula ósea, el bazo y el hígado aumentan la producción de glóbulos y se agrandan. El bazo de los enfermos de mielofibrosis puede crecer hasta alcanzar varias veces su tamaño normal –en algunos casos, hasta 10 kilogramos de peso y 36 centímetros de largo, mientras que un bazo normal pesa alrededor de 150 gramos y mide aproximadamente 11 centímetros de largo.
2. Fatiga y falta de aire: Estos síntomas están relacionados con la anemia que genera la enfermedad, que produce decaimiento y falta de energía entre los pacientes y claramente afecta su calidad de vida,
haciendo que se sientan crónicamente enfermos, con limitantes para ejercer su actividad diaria a nivel profesional, a nivel familiar, a nivel recreacional y deportivo.
3. Transpiración nocturna: La producción irregular de glóbulos rojos induce una aceleración anormal del metabolismo, con el que aumenta también la temperatura corporal.
4. Pérdida de peso: El aumento del tamaño del bazo genera distensión abdominal y dificultad para ingerir alimentos. “Los pacientes sienten saciedad precoz, disminuyendo las porciones alimenticias y comprometiendo su ingesta nutricional”, advierte Pavlovsky. Además, la producción irregular de células sanguíneas genera un aumento anormal en el metabolismo que, sumada a la transpiración profusa, también conlleva a la pérdida de peso.
5. Fiebre: Las anormalidades en la médula ósea, además de comprometer la producción de glóbulos rojos, resultan también en una alta producción de glóbulos blancos y plaquetas,
lo cual causa a su vez susceptibilidad a las infecciones y fiebre. Asimismo, la aceleración anormal del metabolismo incita un aumento de la temperatura corporal.
6. Palidez: Este síntoma está asociado los niveles de anemia típicos de la mielofibrosis.
7. Moretones y propensión a las hemorragias: Las irregularidades en los niveles de plaquetas generan un aumento de hematomas y sangrados que parecen no tener explicación.
8. Dolor o malestar en el abdomen y el hombro izquierdo: El crecimiento anormal del bazo de los enfermos de mielofibrosis en muchos casos provoca compresión y malestares en la parte superior izquierda del abdomen o dolor en la parte superior izquierda del hombro.
9. Picazón o purito: La producción irregular de glóbulos rojos conlleva a una alta viscosidad de la sangre. Este líquido vital tiende a concentrase en algunas áreas, produciendo enrojecimiento de la piel y prurito –especialmente después de un baño o una ducha caliente.
10. Dolor en los huesos, especialmente en las piernas: Los severos dolores en los huesos típicamente anuncian un pronóstico complicado, indicando el desarrollo de leucemia mieloide aguda.
De detectarse algunos de estos síntomas, lo conducente es remitir al paciente con un especialista hematólogo, quien ordenará realizar los estudios correspondientes que resultan claves para dar un diagnóstico preciso, como es el conteo sanguíneo en el que aparezcan anemia; conteos elevados de glóbulos blancos; irregularidades en los niveles de plaquetas; y anormalidades en la forma y madurez de los glóbulos rojos y blancos.
El diagnostic completo incluye generalmente una aspiración y biopsia de la médula ósea.
QMEX/yvt/grr