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CIUDAD DE MEXICO, 24 de septiembre (Quadratín México).-Una de las mayores preocupaciones en el sector salud es que el 25 por ciento de las causas de discapacidad son congénitas, es decir obedecen a alteraciones en cromosomas o en los genes, sean de la mamá el papá o de ambos.
Así lo advirtió el director del IMSS, Daniel Karam Toumeh, al puntualizar que este tipo de discapacidad se puede evitar durante el embarazo, por lo que se han impulsado diversos programas de cuidado prenatal.
Al momento del parto, una de las principales pruebas para detectar enfermedades congénitas es el Tamiz Neonatal, el cual se aplica ya de forma ampliada en todos los hospitales del IMSS, así como otras instituciones del Sector Salud, con lo cual es posible detectar a tiempo padecimientos como reducción de extremidades, autismo, el síndrome de Down y cierre del tubo neural, entre otros.
Si bien un padecimiento genético o cromosómico (denominadas en su conjunto enfermedades metabólicas) no se curan, sí es posible evitar sus secuelas y riesgos de discapacidad por ceguera, sordera o retraso mental, por lo que el menor puede llevar una vida prácticamente normal hasta la edad adulta.
Factores externos de discapacidad
Existen también factores relacionados con el embarazo que pueden provocar discapacidad, aun cuando no existan alteraciones metabólicas, refirieron especialistas.
Una de suma importancia es la nutrición, en particular lo referente al déficit de ácido fólico y las malformaciones del tubo neural; también está establecida la relación entre el bajo peso al nacer a consecuencia de una mala alimentación, que puede incluso derivar en retraso mental.
Por ello la importancia de dar seguimiento a la alimentación de la mujer en el embarazo, en especial con ciertos nutrientes, pues, por ejemplo, el déficit de calcio o de Vit D2, produce el raquitismo congénito, y existe una relación entre el déficit de Yodo y el retraso mental.
De igual forma es necesario evitar el consumo de bebidas alcohólicasl durante la gestación, pues estas atraviesan libremente la placenta y tiene una elevada toxicidad para el feto, sobre todo durante las primeras 12 semanas de embarazo durante las cuales daña sus neuronas y pueden causar retraso mental.
Lo mismo ocurre con las drogas, como la heroína y cocaína, pues predisponen a complicaciones asociadas con la discapacidad, como el bajo peso al nacer, nacimientos prematuros, las convulsiones neonatales, disfunciones placentarias y otras.
Lo mismo sucede con el hábito de fumar y el parto pretérmino, y el bajo peso al nacer, ha sido ampliamente documentada.
Otro riesgo los representan los contaminantes ambientales: como productos químicos empleados en la agricultura, el plomo empleado en pintura o presente en zonas próximas a fundiciones que pueden intoxicar a la embarazada y determinar retraso mental en la descendencia.
Un factor que evidencia también la importancia de los cuidados prenatales se relacionan con los medicamentos, como algunos antiepilépticos, quimioterápicos o anti-hipertensivos que deben ser usados con mucha precaución en las embarazadas.
Por otra parte, las radiaciones, como las aplicadas en tórax, pueden provocar severas alteraciones cromo-genéticas, por lo que deben de tener un gran control, sobre todo si la madre tiene un padecimiento que requiera radiaciones, como el cáncer.
Y precisamente en cuanto a enfermedades crónicas de la madre, los especialistas advierten que pueden afectar el crecimiento y desarrollo intrauterino del feto, afecciones como la diabetes, los trastornos del tiroides y el lupus.
De igual forma representan un riesgo infecciones maternas, como sífilis, toxoplasmosis, así como padecimientos contagiosos como varicela, rubeola y sarampión. Este tipo de enfermedades pueden producir malformaciones congénitas de las extremidades, trastornos de la retina y cataratas, sordera, encefalitis, entre otros.
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