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CHICAGO, 20 de septiembre (Quadratín México).- El ser humano tiende a resistirse a corregir información errónea proveniente de rumores debido a que mentalmente ya la adaptó a sus creencias, según un estudio de la Universidad de Michigan.
Mucha gente cree ideas propagadas como “las vacunas infantiles causan autismo”, “el presidente Barack Obama no nació en Estados Unidos” o “el calentamiento global no está confirmado por la ciencia”, según el análisis que aparecerá en la revista Psychological Science in the Public Interest (en español, Ciencia Psicológico para el Interés Público), y que este jueves difundió la Universidad de Michigan.
Un grupo de investigadores de varias universidades examinó los factores que llevan a las personas a resistirse a corregir información errónea y concluyeron, entre otras cosas, que “la mantienen en la memoria y sigue influyendo en su forma de pensar, aunque correctamente se recuerde que es un error”.
Aseguran que la ideología y puntos de vista personales de la gente pueden ser grandes obstáculos para el cambio de creencias falsas.
“De hecho, en los intentos de corregir la información errónea a menudo se propagan las falsas creencias aún más. Esto se debe a que las correcciones pueden repetir la información falsa y luego explicar por qué está mal”, precisan los investigadores.
Diferenciar la información errónea requiere un esfuerzo extra cognitivo del individuo, agregan, “y si el tema no es muy importante o se tiene otras cosas en la mente, es más probable que se haga uso de la desinformación”.
Pero lo más importante, dicen, es que “si la información se ajusta a sus creencias previas, y hace una historia coherente, es más probable que la utilice a pesar de que se es consciente de que es incorrecto”.
Stephan Lewandowsky, profesor de la Universidad de Western Australia y autor principal del estudio, expuso en el texto que “la persistencia de la desinformación tiene implicaciones bastante alarmantes en una democracia, porque la gente puede basar sus decisiones en la información que, en algún nivel, sabe que es falsa”.
“A medida que pasa el tiempo, la gente se olvida de los detalles. Cuando escucha la desinformación de nuevo la siente aún más familiar y es más probable que sea aceptada”.
“Para ser eficaces en las correcciones hay que decirle a la gente lo que es verdad sin tener que repetir todo lo que está mal, porque cuanto más a menudo escucha un mensaje falso, lo más probable es que lo cree”, dijo por su parte Norbert Schwarz.
Los autores precisan que a nivel social, la desinformación persistente sobre cuestiones políticas puede crear un daño considerable, por ejemplo, la reforma de salud de Obama, mientras que a escala mundial, información errónea sobre el cambio climático está retrasando la acción de mitigación.
En el plano individual también causa mucho daño en cuestiones de salud mantener creencias como temores injustificados sobre las vacunas o una injustificada confianza en la medicina alternativa, añaden.
Los investigadores recomiendan dar información a las personas con una narrativa que sustituya el vacío que deja la información falsa; centrarse en hechos a resaltar en lugar de los mitos; asegurarse que la gente reciba información simple; tener en cuenta la audiencia y creencias que puedan contener y fortalecer su mensaje a través de la repetición.
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