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CIUDAD DE MÉXICO, 15 de junio (Quadratín México).- El consumo de alimentos orgánicos tiene un impacto positivo en la salud y el medio ambiente, además de que permite a quien los adquiere saber qué es lo que se lleva a la boca, afirmó la experta Ana Cecilia Zúñiga.
En la parte ambiental, subrayó, la producción orgánica respeta mucho la biodiversidad; la fertilidad de la tierra por muchos años; el no contaminar el agua; el reutilizar los fertilizantes de manera natural, que no van a dañar en un futuro.
“En la parte de salud, (se evitan) todos esos agroquímicos que en un consumo a largo plazo pudieran tener efectos negativos”, recalcó la coordinadora de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Zúñiga dijo que aunque en los supermercados pueden encontrarse algunos productos orgánicos, lo más recomendable es acercarse a los pequeños agricultores o a los mercados dedicados a la venta de este tipo de alimentos.
“Buscar en internet o conseguir referencias de boca en boca son las opciones más recurrentes”, agregó la especialista.
“Realmente, como consumidores, ¿nos hemos acercado a toda esta cuestión orgánica? ¿La conocemos? O nuestra vida tan rápida nos ha llevado a seguir como estamos, como una comunidad consumidora sin saber qué está entrando a la boca”, cuestionó Zúñiga.
Existe la creencia de que los productos orgánicos son más caros que los convencionales, pero la especialista sugirió indagar y comparar costos.
“En el aspecto económico habría que checar precios. Hay pequeños y grandes productores; los pequeños productores son la mayoría; la idea es cómo surge este comercio justo, intentando hacer el vínculo del pequeño productor con el consumidor”, dijo.
En algunos casos, dijo, los alimentos tienen un costo diferente porque los productores tienen que pagar la certificación de sus procesos, pero también tienen la posibilidad de certificarse entre ellos mismos.
Una opción que también está siendo utilizada es la agricultura urbana, que consiste en que los consumidores tengan sus propios huertos. Sin embargo, también hay factores a considerar.
“La agricultura urbana te permite tener una seguridad alimentaria mayor: tú sabes perfectamente cómo están tratadas esas hortalizas, que van a llegar a tu mesa en buenas condiciones”, destacó Zúñiga y agregó que lo recomendable nutricionalmente es la variedad.
Reiteró su recomendación de que las personas interesadas en el consumo de alimentos orgánicos se acerquen a los pequeños productores o las cooperativas que distribuyen los productos.
“Ni nos damos el tiempo ni tenemos la cultura de buscar otras opciones. Si con lo que estamos luchando es con la comida rápida, que es a lo que tenemos acceso, ahora hablar de un alimento orgánico es complicado. La idea es que poco a poco la población se vaya sensibilizando y esté consciente de lo que consume”, añadió
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