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MOSCÚ, 15 de febrero (Quadratín México).- Al reiterar su advertencia sobre la formación de “una tormenta perfecta”, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, pidió en la reunión del G-20 perseverar en el cumplimiento de los compromisos adquiridos y establecer medidas que contribuyan a reducir la volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Ante los representantes de las 20 economías más desarrolladas del mundo, dijo que aunque 2013 comienza con más optimismo respecto al futuro de la economía mundial, aún prevalecen riesgos importantes que deberán atenderse. Expuso que el escenario más optimista se debe a que Estados Unidos logró evitar el abismo fiscal.
También a la permanencia de Grecia en la zona euro, así como a los ajustes fiscales en varios países europeos, el avance en el diseño e implementación de las reformas estructurales en Europa y el crecimiento más rápido en China.
Destacó que dicho optimismo de los mercados genera temores sobre la posibilidad de manipulación de precios en algunas clases de activos. “La preocupación de las burbujas de precios de activos alimentados por auges de crédito están empezando a aparecer en algunas economías, aunque todavía no está en México”, aclaró.
El funcionario mexicano consideró que en la economía mundial prevalecen los riesgos por los temas fiscales en Estados Unidos, la frágil estabilidad de la zona euro debido a que sigue dependiendo del apoyo masivo de las autoridades, en particular del banco Central Europeo, así como la recesión de la región con alto desempleo, entre otros.
El gobernador del Banxico habló nuevamente de la posibilidad de que “una tormenta perfecta podría estar formándose”, debido precisamente a los flujos masivos de capital hacia algunas economías emergentes y avanzadas.
Resaltó que “como mínimo debemos perseverar en el cumplimiento de los principales compromisos que hicimos en México el año pasado”.
La agenda es amplia y ambiciosa y es urgente que nosotros la atendamos, pero eso no quita la posibilidad de traer nuevas cuestiones ni que no concentremos nuestros esfuerzos en algunos objetivos específicos más apremiantes, expresó.
Carstens dijo que la prioridad para el G-20 debería ser recuperar su sentido de propósito común, pues a medida que los ciclos económicos y de crédito en diferentes partes del mundo se distanciaron, el consenso y la unidad para la coordinación de políticas y la colaboración se debilitaron.
“No debemos olvidar que vivimos en un mundo interconectado, por lo que una solución de colaboración para los problemas que enfrentamos hoy en día sería mucho más gratificante en términos de los beneficios que se manifiestan en un mayor crecimiento económico y la creación de empleo”, resaltó.
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