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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de octubre (Quadratín México).- En México una de cada tres Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) reportó al menos un fraude interno en 2012, con pérdidas económicas de hasta 38 por ciento de sus ingresos, informó Mario Rizo, socio de Salles Sainz Grant Thornton, consultora de contabilidad y finanzas con presencia en 40 países.
Detalló que los principales indicadores de fraude son el control interno deficiente, conflicto de interés, comisiones anormales, faltantes de inventarios, dependencia de pocos proveedores/clientes y pólizas de diario anormales.
“Aunque en el país 50 por ciento de las compañías reportó que durante 2011 fue víctima de un fraude interno (malversación de fondos, traspaso de clientes o robo hormiga), en las Pymes el efecto económico y de clima laboral resulta devastador. Porque en las firmas con una fuerza laboral menor de 100 empleados existe menor segregación de funciones y controles, además de mayor confianza a los colaboradores”, enfatizó Rizo.
Explicó que se descubre el fraude en unos 18 meses en promedio, tiempo perfecto para ocasionar pérdidas millonarias que incluso pueden generar la quiebra de las Pymes.
“Por ello es importante, no sólo atacar el fraude una vez detectado, sino también prevenirlo”, dijo el también integrante de diversos consejos de administración.
Para evitar estas acciones, el especialista recomienda definir un código de ética, es decir, que la conducta de los miembros de la organización, desde la primera línea hasta la última, debe verse regida por lineamientos comunes definidos por la propia organización con base en los valores que guiarán su actuación.
“Esto permitirá aumentar la seguridad del desempeño honesto de los empleados, además incrementará el sentido de pertenencia y evitará contrataciones de personal con desviaciones éticas y cambiará el temperamento constante del personal, lo que suele indicar cierto estrés o nerviosismo por posible descubrimiento de operaciones ilícitas”, indicó.
“No sólo se hace referencia a cambios de temperamento hacia una actitud negativa sino también positiva, prueba de ello es que en ocasiones los empleados no toman vacaciones y se podría presumir que es debido a un gran compromiso hacia su desempeño en la empresa, pero existe la posibilidad de que sea por no querer ser descubierto en su ausencia o bien tener oportunidad de continuar con su estrategia”, añadió.
También, agregó, asegurar que el ambiente laboral sea positivo, valorando la honestidad, sin que la dirección tome por sentado que todo empleado es leal; así como establecer un trato justo entre empleados (sobre todo en empresas familiares), donde todos estén satisfechos, sin sentimientos de inferioridad o presiones excesivas.
“Implementar políticas donde se especifiquen la existencia de revisiones periódicas a registros contables, documentación, etc. Así como inspecciones físicas de inventarios, las cuales deberán realizarse también de forma espontánea, sin previo aviso”, señaló.
También lograr un control interno eficiente, al tener un control que permita dejar en claro las líneas y personal que autorizará las operaciones que se generen. También conviene una eficiente delegación de tareas que evite conflictos de interés.
“En la mayoría de los casos se requiere que exista acuerdo entre dos o más personas para llevar a cabo el fraude. No es necesario ser empleado de la compañía para realizarlo. Así, una convivencia continua fuera del trabajo con clientes/proveedores podría ser indicio de algún plan de fraude. Se debe tener cautela al interior y exterior de la organización, no sólo quien laboran dentro o conoce más de ella son los involucrados”, advirtió.
Finalmente, Mario Rizo comentó que es conveniente darse el tiempo de conocer a sus empleados, el compromiso hacia la entidad y su satisfacción dentro de ella.
“Tomar en cuenta que un asesor en riesgos y fraude podrán ser de gran apoyo tanto para atacar este tipo de fenómenos. “Las Pymes no deben esperar a que las cosas sucedan para solucionarlas. Prevenir es más efectivo y menos costoso”, concluyó el especialista.
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