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MOSCÚ, 20 de septiembre (Quadratín México).- Una mina de diamantes situada en Siberia, cuya existencia fue mantenida en secreto durante décadas, tiene inmensas reservas, unas 100 veces o más que las mundiales, que podrían provocar una “revolución” en el mercado mundial, estiman los expertos.
El yacimiento de Popigai fue descubierto a comienzos de los años 1970 en una zona inhabitada de Siberia Oriental, a 400 kilómetros de la ciudad de Khantiga y a dos mil kilómetros al norte de Krasnoyarsk, la capital regional.
Durante la Guerra Fría, el yacimiento estaba considerado como una “reserva estratégica” de la Unión Soviética (URSS), por lo que se mantuvo en absoluto secreto. Sin embargo, pese a las enormes cantidades de diamantes que allí se encuentran, existe el problema de su distancia de cualquier civilización, por lo que se requerirá de una enorme inversión para empezar a extraer la multitrillonaria reserva de diamantes.
El Instituto de Geología y de Minerales Sobolev, en Novosibirsk (Siberia), publicó esta semana informaciones sobre esta mina, situada en un cráter de un diámetro de una centenar de kilómetros formado por la caída de un asteroide hace 35 millones de años.
Las ondas del impacto transformaron en el acto el grafito del suelo siberiano en minúsculos diamantes en un diámetro de una decena de kilómetros en torno al punto de caída.
Estos diamantes “industriales”, que tienen un diámetro de entre 0.5 a 2 milímetros, se presentan bajo la forma de granos grises, azules o amarillos parecidos al polvo, declaró a medios periodísticos Nikolai Pokhilenko, director del Instituto Sobolev.
Las reservas en quilates de diamantes del tipo de Popigai, muy utilizados en los instrumentos de perforación y piezas aeronáuticas, son 110 veces superiores a las reservas mundiales, según los expertos del instituto.
Asimismo, los diamantes de Popigai son dos veces más resistentes que los diamantes industriales tradicionales, explica Pokhilenko.
Los expertos soviéticos saben que los diamantes de Popigai eran mucho más resistentes que los diamantes fabricados en fábrica, pero en la época, la URSS “prefería construir fábricas de diamantes sintéticos y la mina quedó en el olvido”, cuenta Pokhilenko.
El yacimiento de Popigai quedó en el abandono y olvidado durante cerca de 30 años, hasta que en 2009, el instituto Sobolev decidiera interesarse de nuevo.
En el caos económico e ideológico que siguió el desmembramiento de la URSS a finales de 1991, el anuncio de la existencia de la mina pasó prácticamente desapercibido.
Hasta ahora, “el 0.3 por ciento del cráter explorado da ya 147 mil millones de quilates, mientras que las reservas mundiales de diamantes están estimadas en 5 mil millones de quilates”, subraya el director del Instituto Sobolev.
“Al ritmo actual de utilización de diamantes industriales, las reservas de Popigai corresponden a 3 mil años de suministro” y podrían suponer una “revolución industrial en el mundo”, en particular en la construcción de aviones y automóviles, asegura el científico.
“El cráter de Popigai puede cambiar la situación en el mercado de diamantes. Y es imposible decir cómo serán los precios”, se pregunta Guenadi Nikitin, director adjunto de Yakutnipromalmaz, una empresa de Yakutia (Siberia Oriental) especializada en la industrial del diamante.
Pero la exploración de las reservas de Popigai podría ser demasiado costosa, estiman los expertos, pues el yacimiento está situado en una zona de permafrost, alejada de cualquier carretera o vía de ferrocarril.
“El yacimiento está muy aislado, situado a cerca de 200 kilómetros de la costa ártica y a más de 400 kilómetros de la localidad más cercana”, dice Nikolai Tutchkov, experto del Instituto Sobolev.
La exploración de la mina de Popigai podría estar asociada a la de otros yacimientos de minerales cercanos, lo que podría permitir reducir costes, señala.
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