Para Contar
Y de repente, ahora, los mismos que esperaban que la presencia de Barack Obama en la Casa Blanca cambiara de golpe y porrazo todo lo malo en Estados Unidos se declaran decepcionados…
Ahora ya no es Barack Obama, sino el gobierno Obama-Bush, o el cuarto período de gobierno de George W. Bush.
En las últimas semanas, el gobierno Obama ha sido sacudido por escándalo tras escándalo, mayormente desatados por programas iniciados por su antecesor y a los que él, por acuerdo tácito, por ignorancia o por impotencia, no ha logrado poner fin.
El problema es sobre todo sistémico y parte, de hecho, de una brutal realidad: la dictadura de la burocracia, las reglas establecidas y la inercia.
No es que sea agradable, ni mucho menos algo de halagar, pero los problemas de Obama hablan en buena parte de las dificultades a superar para un presidente -cualquiera- de los Estados Unidos. La realidad es que el Jefe del Ejecutivo estadounidense es muy poderoso, pero mucho menos que lo que se cree y evidentemente, de lo que se le atribuye.
Mas aún, una vez que una ley o una regla es puesta en vigencia, que un procedimiento tiene lugar se comnvierte en algo muy difícil de eliminar, al menos en Estados Unidos.
Y Barack Obama, cualesquiera sean sus virtudes, nunca tuvo acceso al poder que dicen tuvo Moisés para abrir las aguas del Mar Rojo y por tanto no pudo simplemente cancelar la guerra en Afganistán y la intervenciòn en Irak; es mas, tuvo que proceder políticamente al mismo tiempo que trataba de sacar a los Estados Unidos de la recesión económica mientras los responsables del problema y sus aliados en el Congreso de los Estados Unidos, se declaraban determinados a sabotearlo porque resulta mas importantre mantener la pureza ideológica y la ventaja política que resolver los problemas.
Pero claro, eso implica también que los verdaderos creyentes “obamistas” no se sienten satisfechos: ¿no hubo milagros? ¿no hubo recuperaciones por decreto?
Decepción. Enojo.
Claro que el sistema se impuso. Obama fue electo por ser el contraste con George W. Bush, pero todos sus votos no le dieron la fuerza para hacer cambiar el sistema, un aparato favorecido además por una parte significativa de los estadounidenses.
Obama no pudo cambiar el aparato, si es que quiso hacerlo. Trabajó dentro de los límites de un sistema y lo que ha hecho, poco o mucho, es lo que ese sistema le ha permitido. No podía partir las aguas ni resucitar a los muertos.
Obama solo ha hecho lo que pudo. Poco o mucho. Pero no milagros…
QMX/jcf