Abanico
Los resultados no permiten duda alguna. El discurso del gobierno del Distrito Federal nada tiene que ver con la realidad de los capitalinos. Lo que para Miguel Mancera es la ciudad “más segura”, para los ciudadanos del DF los problemas se multiplican y la inseguridad amenaza con desbordarse.
Un grupo de jóvenes fue secuestrado hace unos días en uno de los muchos antros que sin control alguno, existen en la capital del país. El “levantón” se registró sin que autoridad alguna interviniera, ya no para evitar el daño, sino siquiera para saber qué había sucedido.
Y con este hecho, otra vez aparece en el escenario esa realidad que el señor Mancera quiere desconocer a base de discursos, pero que los habitantes de la gran urbe enfrentan día con día.
La ciudad de México enfrenta problemas serios: un sistema de transporte inseguro, insuficiente y sometido a los caprichos de los grupos políticos y económicos que dominan el área, y además, tiene que aceptar proyectos que como el Metrobús nada solucionan, pero sí elevan las ganancias de quienes controlan el transporte.
El DF sufre el reto de la vialidad. Y se tiene que conformar ante proyectos que en plazos cortos, serán rebasados sin nunca haber demostrado su eficacia.
Pero es en el área de la seguridad en donde las cosas llegaron ya a un nivel intolerable.
A pesar de los discursos de las autoridades, todo mundo sabía de la inseguridad en el Distrito Federal. Y todo mundo entendía el juego de cifras en el que el gobierno capitalino quería fincar sus “grandes resultados”.
Pero el asesinato hace unas semanas del nieto del activista estadounidense Malcom X en Garibaldi, puso en claro que la violencia había llegado al DF con toda su fuerza y por supuesto, con toda la impunidad.
El citado asesinato dejó ver el grado de corrupción existente en el gobierno de la ciudad. Los antros funcionan como les viene en gana, aplican los precios que quieren y ofrecen la “diversión” que el cliente pida. Y cuando alguno de los parroquianos, como fue el caso, no acepta las cuentas aplicadas, los antros cuentan con “separos” en los que golpean a los clientes, los roban, los matan, como fue el caso, y después los tiran en la calle sin que nadie haga nada.
Este hecho llevó al señor Mancera a una “solución” rápida, pero absurda. Nos quiere hacer creer que la responsabilidad fue de unos meseros que, por cierto, están enfrentando la responsabilidad del caso. Pero es claro que ellos pudieron haber sido los actores materiales, pero hay mucho más que investigar en el funcionamiento de los antros, que el señor Mancera no quiere que se haga.
Ahora, es el turno de un grupo de jóvenes “levantados” por un grupo armado. Y el GDF se defiende con el argumento de que “nadie vio nada” y por lo tanto, poco se puede hacer.
Pero el problema es otra vez, la corrupción de las autoridades capitalinas y que de ello se desprende el funcionamiento de los antros.
Horarios, calidad de los productos que vende, precios, “diversiones” y demás, tendrían que estar sujetos a control de la autoridad. Y es obvio que ello no es así. Habrá, otra vez, una investigación “rápida” y que, otra vez, habrá “culpables” Pero la realidad es que, discursos de las autoridades aparte, la violencia aumenta peligrosamente en el Distrito Federal.
Y esa violencia tiene que ver con narcotráfico, se acepte o no. El DF es ya, una ciudad más en el horizonte nacional. Con todo lo que ello significa.
QMX/nda