Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
¿Cuántos mexicanos fueron machucados por el “error de diciembre”? ¿Quiénes recuerdan las estadísticas: las casas perdidas, las empresas cerradas, los ahorros convertidos en polvo y, lo peor, cuánto tiempo falta para saldar la deuda del Fobaproa?
Toda comparación es odiosa. A los directamente afectados hace 18 años nada les dice lo que hoy padecen en Chipre, Grecia y España. Cuando se pulveriza el futuro, poco importa que ocurra en una nación u otra, el efecto y las consecuencias son idénticas: desconfianza absoluta en el gobierno y en las fuerzas físicas necesarias para levantarse de nuevo.
Lo anterior viene a cuento porque el grupo financiero Santander México sostiene que el flujo de capitales golondrinos desplaza, ya, los recursos de inversionistas mexicanos en el mercado de bonos de deuda gubernamental, a grado tal que en algunas emisiones se adueñaron de cerca de 90 por ciento del monto ofertado.
¿Hay alguna diferencia entre el respaldo a los Tesobonos de entonces y el dado a los valores gubernamentales de hoy? El riesgo, en la especulación y en la necesidad de asegurar el flujo de capitales frescos, permanece, porque las corredurías bursátiles que los adquieren obedecen a sus propios intereses y, en todos los casos, son aliados de los países donde están sus casas matriz, por sobre los intereses de la nación que momentáneamente les hace ganar dinero.
Indica el estudio de Santander México que hasta abril pasado el flujo de capital extranjero invertido en bonos de renta fija del gobierno mexicano se elevó a 12 mil 800 millones de dólares, de los cuales cerca de 5 mil millones se registraron sólo en abril. En lo que va del año representa más de 40 por ciento de lo acumulado a lo largo de 2012.
En sus propias palabras: “Los inversionistas locales en los últimos años han disminuido en general su participación en el mercado de bonos del gobierno mexicano (M’s) y otros instrumentos como Cetes y Udibonos. Así, en el caso de las Afore, al cierre del 2011 tenían cerca de 20 por ciento de las emisiones de bonos M’s, mientras los inversionistas extranjeros participaban ya con 43 por ciento del total en circulación. Al cierre de abril de 2013 las Afore tienen 16 por ciento del total de bonos M’s en circulación, mientras los extranjeros participan ya con cerca de 60 por ciento del total. En el caso de las sociedades de inversión, sector bancario (donde se considera a la banca de desarrollo) y las aseguradoras, al cierre de 2011 participaban en conjunto con 20 por ciento del total de bonos M’s y para abril de 2013, su participación en conjunto es de 12 por ciento”.
Aquí la alerta roja: buena parte de los capitales extranjeros está invertida en emisiones de corto plazo de bonos de renta fija, debido “a los diferenciales atractivos de tasas de interés con respecto a la curva de rendimientos en Estados Unidos”.
El problema es grave, porque si en 1995 el sistema financiero era totalmente mexicano, hoy no y, además, los inversionistas de bolsa extranjeros que invierten en México, siempre apuestan contra el país, como es su norma.
QMX/gom