
De norte a sur
En congruencia con lo que anuncié a la opinión pública, acudí a la Procuraduría General de la República a formalizar una denuncia penal contra Miguel Ángel Yunes Linares por la comisión de hechos constitutivos del delito de enriquecimiento ilícito y/o de algún o algunos otros delitos por él cometidos.
No con dichos, sino con sustento documental, con pruebas que ya están valorando la autoridad, dejé claro que los ingresos que Yunes ha recibido por sus labores en el Estado son brutalmente dispares de las propiedades con las que cuenta en el estado de Veracruz, en diversas partes de la república, en Estados Unidos y Europa. Se trata de un asunto tan simple como hacer algunas sumas y restas, con el evidente resultado de que el acólito de Elba Esther Gordillo ha amasado una fortuna que legalmente resulta injustificable.
Seguramente espoleado por Yunes, Gustavo Madero salió de inmediato a intentar defenderlo, afirmando que las acusaciones contra su ahora aliado son “pólvora quemada”. Habría que señalar que el vapuleado presidente del PAN ni siquiera sabe de qué está hablando, pues las pruebas de la denuncia que presenté hasta este momento solo las conoce la Procuraduría General de la República.
Yunes también intentó una respuesta, tan carente de convicción como de argumentos. Dio algunas entrevistas en las que repitió febles palabras —que no argumentos— que evidenciaron la oquedad de su defensa.
De manera repetida, afirmó que recibí un pago ilegal para acusarlo y generar una “cortina de humo”, en la coyuntura del escándalo desatado en su natal Veracruz por supuesto desvío de recursos federales con fines partidistas. Ello es rotundamente falso. Para comenzar, no es la primera vez que señalo sus corruptelas y sus alianzas oscuras con personajes como la mencionada Gordillo y Felipe Calderón, quien lo protegió durante su sexenio. Son ya años de combatir las prácticas corruptas que su persona simboliza.
En su rosario de falsedades, también afirma que fui expulsado de Acción Nacional por “traidor”. Pero consta en el expediente que me armaron sus aliados calderonistas que me arrebataron mi militancia de más de tres décadas por “exceso de libertad de expresión”, misma que usé para demandar congruencia al PAN y para denunciar a varios corruptos, entre los cuales destacaba el propio Yunes.
Considerando que soy como él, también dijo que vivo de rentar mi nombre y mi firma para enfilar ataques políticos, pues no se me conoce “ningún trabajo lícitamente remunerado”. Se equivoca. Es de sobra conocido que tengo años sin tocar un solo peso del presupuesto público, pues a diferencia de Yunes yo sí se trabajar y administro varias empresas generadoras de empleo, siendo la más conocida de ellas un restaurante.
Pero lo que más destacó en la reacción furibunda de Yunes fue que ante la evidente debilidad de sus argumentos sus reacciones mediáticas han estado plagadas de insultos. Así exhibe no solo los escasos alcances de su inteligencia, sino también lo que es: un delincuente incapaz de medirse en la arena de la opinión pública, tan solo apto para moverse en sótanos y corruptelas.
Ahora que se atreve a acusarme, lo reto públicamente a que lo haga no con insultos de cantina, sino con pruebas de que recibí los pagos que él afirma, presentadas ante la opinión pública y ante las autoridades correspondientes.
QMX/me