
Libros de ayer y hoy
El BC siempre ha insistido en su inocuidad; es decir, no estigmatiza ni condena a los morosos o incumplidos, nada más ofrece su historial (cosa poco concordante con la protección de los datos personales)
A raíz de algunas publicaciones en esta columna (cuya vocación es otra) sobre las trapacerías de los bancos y otros agentes financieros, el señor Wolfgang Erhardt, quien es vocero del Buró de Crédito, organismo del sector bancario cuya finalidad, es como usted sabe, compartir información sobre el comportamiento de los deudores, me envía una carta. La pongo a su consideración.
El BC siempre ha insistido en su inocuidad; es decir, no estigmatiza ni condena a los morosos o incumplidos, nada más ofrece su historial (cosa poco concordante con la protección de los datos personales); desperdiga su fama por el sistema con efectos papales, es decir, urbi et orbi y allá usted con su mala fama.
Algunos, aun cuando ya han cubierto sus adeudos, siguen siendo recordados por el daño infligido a las instituciones cuando les quedaron a deber. En fin.
Herr Erhardt me manda esta nota y la reproduzco con todo y sus ironías.
“Leí tu columna en La Crónica del domingo que trae lo que parece ser el mismo caso publicado por Martha Anaya en su columna del 09 de mayo en el diario 24 Horas (ya somos dos), me envía una carta”.
“Al respecto quisiera comentar que cuando una persona fallece, y el otorgante de crédito actualiza la información en Buró de Crédito nosotros incluimos una leyenda en el área de “Mensajes” del historial crediticio correspondiente que indica lo siguiente: “Buró de Crédito tiene registrada fecha de defunción”.
“Así se previene que un defraudador busque obtener un financiamiento usando la identidad de una persona fallecida”.
“Cuando se contrata un crédito debemos leer las cláusulas de los contratos, especialmente si compartimos el mismo producto con adicionales (quienes no saben leer, quién les manda), o en caso de que haya obligados solidarios, etc”.
“En este caso las cláusulas que se firmaron al momento de contratar el crédito que tengan que ver con los Seguros, Liberación de Saldos por Fallecimiento, Régimen del Saldo por Fallecimiento, Seguros sobre Saldos o Liberación de Saldo Insoluto por Fallecimiento”.
“Cuando un familiar fallece, en primer lugar hay que comunicárselo al otorgante de crédito presentando documentación oficial y original (o copia notariada). El banco a su vez dará un acuse de recibo, clave de confirmación o número de folio. En el caso de las tarjetas de crédito, pueden pedir que entregues la(s) tarjeta(s) para evitar su mal uso. En caso de que no cuentes con ellas, deberás manifestar por escrito y bajo protesta de decir verdad que fueron destruidas o que no lo tienes (como se ve todo es sencillo, ellos –los bancos—, no hacen nada)”.
“Una vez que presentes tu solicitud de cancelación, el banco actualizará la información en Buró de Crédito, rechazará cualquier disposición que pretendas realizar, cancelará el pago de los servicios domiciliados, y no se podrán hacer nuevos cargos, excepto los ya hechos (o sea un lindo Galimatías)”.
“Otra cosa que deseo añadir y hacer énfasis, es que Buró de Crédito no es una lista de morosos, ya que en los historiales crediticios aparecen tanto los pagos puntuales, así como los retrasos”.
“Además, cabe recalcar que uno no ingresa a Buró de Crédito por impagos (¿en español se llamarán deudas?), sino desde el momento en que solicita un financiamiento. Tampoco existe el llamado boletinamiento (no, nada más existe la dispersión de información entre sus afiliados)”.
OTRAS QUEJAS
No pretendo convertir EL CRISTALAZO en una ventanilla de quejas, pero esta carta de Miguel Ángel Muñoz, un crítico de arte con reputación de seriedad, me llama la atención y me parece un asunto de interés general.
Así pues, vea usted. No todos son problemas bancarios. Hay de otros, por desgracia.
“Por este medio le solicito de la manera más atenta (se) publique, si lo considera pertinente, la siguiente carta-denuncia que puede servir a los usuarios que hayan pasado por una experiencia igual a la mía (aunque sería más útil para quienes no hayan pasado el calvario todavía)”.
“El sábado 27 de abril envié de la ciudad de México a Guadalajara un paquete por DHL, con la factura 5785433824, que contenía obra gráfica de Rafael Coronel, Alejandro Colunga y Fernando de Szyszlo, para una exposición en la Galería Vértice. El lunes 29 de abril, cuando se tendría que haber entregado (el paquete) me informaron que no lo hicieron porque se robaron la camioneta, que es rastreada vía satélite, según anuncia la agencia transnacional”.
“Lo raro del caso es que los ladrones seleccionaron los paquetes, pues no todos merecieron su atención y los perjudicados fuimos algunos clientes nada más”.
“La versión de DHL es inverosímil, pues no es la primera vez que les sucede eso, según explicaron los empleados; además, ningún medio de comunicación informó al respecto y la empresa se lavó las manos”.
“¿Cómo es posible que en una compañía que se dice de primer nivel pase esto? Exijo una respuesta rápida y convincente, a la vez que responsabilizo a DHL de los daños y perjuicios ocasionados al no entregar en tiempo el paquete mencionado, por el que cobraron un servicio caro e ineficaz.
“Asimismo, que a partir de la denuncia por robo que tuvieron que presentar ante el Ministerio Público, informen de los avances en las investigaciones y repongan las obras mencionadas o me indemnicen en su totalidad por el daño ocasionado”.
“Si no hicieron público el atraco, las sospechas se acrecientan”.
QMX/rc