El 2025: los desafíos del desarrollo
Aunque existe en el magisterio nacional un ambiente enrarecido por los importantes acontecimientos de los últimos meses, sobresale todavía la gran oportunidad del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, de erigirse como el mandatario que devuelva a los mexicanos la esperanza de la superación mediante la enseñanza y el aprendizaje, el único camino hacia la formación de un círculo virtuoso de la vida.
Hasta hace poco tiempo se hizo creer a la opinión pública que el principal obstáculo para alcanzar una reforma educativa era la profesora Elba Esther Gordillo y la dictadura que, se insistió hasta la saturación, estableció en el magisterio nacional.
Su salida, sin embargo, despertó ambiciones tanto dentro como fuera del gremio magisterial para aprovechar lo que se conoce como “a río revuelto, ganancia de pescadores”. No son casuales los movimientos internos tanto en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En ambas organizaciones despertó la animosidad, la ambición y las presiones para dentro y para afuera.
Algunos analistas opinan que el seguimiento al eficaz golpe perpetrado por el sector político del gabinete del presidente Peña Nieto, encabezados por los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor y el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, no tuvo el seguimiento oportuno correspondiente, hasta ahora.
A la aprehensión de la profesora Gordillo, sugieren los mismos analistas, debió seguir un conjunto de acciones para consolidar el liderazgo gubernamental en la política y las acciones educativas. Se trata de una serie de acciones rápidas y sencillas que estimulen a los profesores a la capacitación y el trabajo bien hecho y reconocido.
Sin embargo, no ocurrió así hasta ahora. Se atendió eficientemente la sustitución formal de la presidenta del SNTE y se ocupó su espacio, pero no se ha tenido, dicen los analistas, la oportunidad o timming para aprovechar la inercia de la acción peñista. A este ritmo, la salida de la profesora podría desperdiciarse en el tiempo y que ocurriera, como en la sustitución de Carlos Jonguitud Barrios por Elba Esther Gordillo, de un cacicazgo por otro.
Este día que se celebra el maestro sería oportuno anunciar una serie de medidas que estimulen la capacitación individual, el premio al esfuerzo, a la entrega y trabajo de los profesores. Un estímulo económico, becas o cualquier otro instrumento que aliente el mejoramiento individual serían más que bienvenidos por los casi millón y medio de trabajadores de la educación. Sin embargo, eso no ha ocurrido, hasta este momento, porque da la impresión de que se mantiene el esquema y el diagnóstico en las cúpulas y no en la base.
No es posible fincar las esperanzas de la educación solo en un cambio de leyes que conforman la llamada Reforma Educativa, sin que vaya acompañada de una eficiente operación de recuperación del liderazgo magisterial, no como gremio, sino en la dimensión y perspectiva de una política pública prioritaria que cumpla, a cabalidad, con la letra y el espíritu del artículo 3° Constitucional que garantiza el derecho a la educación.
Es en la formación de mejores mexicanos como verdaderamente podrá lograrse una transformación de fondo y de tiempo en México, de ahí que no deba perderse la oportunidad que representó el proceso judicial contra la profesora Gordillo Morales. Sería lamentable que, ya que haya pasado el tiempo, el único resultado de ese hecho sea solo eso y que el deterioro del sistema educativo nacional continúe.
En este día del maestro, es buena oportunidad para resaltar las cualidades del maestro, su preparación, entrega, compromiso y pensar que un estímulo a su trabajo y adiestramiento permanente es no solo bien recibido sino necesario.
En su día y todos los días, ¡felicidades a los maestros!.
QMX/am