Libros de ayer y hoy
Hay veces en la vida que los horizontes se cierran, las luces de señalización se apagan y las llaves para seguir la marcha no aparecen…
Quizás te parezca una frivolidad, la historieta que te voy a contar, al lado de los graves problemas que circulan por nuestros mundos, atenazando a una gran mayoría ciudadana, pero te aseguro que he vivido esta desaparición que te relato, como un drama personal especial, huellas incluidas, quizás extrapolable…
Mi conflicto partió desde mi ordenador, concretamente en el servicio que uso para administrar mis correos, Outlook Express. En un momento dado aparece un rectángulo para pedirme compactar mensajes, con objeto de liberar espacios, me había sucedido muchas veces, acepto y la operación discurre con normalidad.
El pasado 6 de mayo, se repite la secuencia. Pasado un rato, revisando mis carpetas, buscando unos datos, observo, atónito, que en Correos de Entrada hay un salto desde ese mismo día 6, el anterior que aparece en la lista, se remonta al 6 de marzo de 2.012; ¡¡¡ 14 meses !!!, exactos, de correos entrantes , no aparecen en la relación…
Empiezo mi batalla. Consultas, acceso a lugares Google para desaparición correos Outlook, opiniones de expertos informáticos, tratando de subsanar esta evaporación insólita.
No te puedes imaginar las peleas que he mantenido; probando diferentes recetas, incluso he bajado dos programas de “reparación”, al llegar al punto de correos recuperables, después de una secuencia endiablada de teclas…, aparece una lista, 589, me extraña porque yo calculaba mas de 2.000, que no había borrado en el lapso de tiempo en cuestión…
Te ofrecen recuperar y muestran títulos y fechas, pero dar el paso siguiente requiere pagar el rescate, te cuesta 40 euros uno de los programas, el otro 110 euros. Pero resulta que ¡¡ mis correos perdidos no están entre la relación de “salvables”, ni uno de ellos corresponde a las fechas de marras…
Otra llamada. Una oficina en Madrid, les explico, me piden les mande el disco duro de mi artefacto, por correo, bien protegido, ellos “seguramente” podrán arreglar las probables averías causantes del estropicio y recuperar a los secuestrados, eso si, me dicen, al preguntar yo, su trabajo costaría al menos 300 euros, cuelgo el teléfono procurando, a duras penas, mantener la cortesía mínima…
Es el campo de batalla, puedes ser golpeado por un misterioso programa, que te roba información costosa, valiosa… pero tú no tienes como defenderte, no puedes responder con nada, solo furia frustrante y molinos de viento…, nadie sabe, en el fondo, nada; bueno dejémoslo en casi nadie…
Un informático brillante, dueño de una tienda del sector, servicios técnicos incluidos, buen amigo, inteligente profesional, me confiesa “Carlos, me pasó a mi tu caso, le di miles de vueltas, intentos múltiples…y no pude recuperar correos que perdí en un periodo de 11 meses, otras veces he rescatado todo, casi todo, pero a veces, nada, imposible, han desaparecido de verdad…”
Tengo una sensación de impotencia infinita, rabia, tristeza, desamparo, incluso cierta angustia…. Tienes que hacer copias de seguridad, me aconsejan mis amigos expertos; me niego, no quiero entrar en este mundo de las protecciones sucesivas, escalera infinita, esquizofrenia probable. No entraré en esta dinámica, prefiero dejar todo y comprar bolígrafos, centrarme en los Sudocus, pequeños laberintos en los que encuentro salida casi siempre…
Bueno aquí te he contado un breve esbozo de mi reciente batalla, ha resultado muy resumido, te lo puedo jurar, pero me han quedado dañadas profundamente mis sensaciones, respecto a este mundo de las comunicaciones electrónicas…; mi primer impulso es abandonarlo todo.
Una actuación informática, que surge desde el ordenador, del calibre que sea, no siente ni padece, solo ¡¡¡ ejecuta !!!; lo mismo ajusta orbitas elípticas conjugando fuerzas gravitatorias de millones de artefactos siderales, que hace desaparecer mis correos de tres años…
En un mundo donde eres saqueado y nadie puede explicarte donde y porque se han roto los bolsillos…, simplemente “perdiste” y a seguir con lo que queda…, pues es un mundo donde no quiero vivir, bueno matizo esta decisión límite que ahora me quema, donde no me gusta vivir…
Al menos mi pequeño, inútil grito de protesta va por las ondas, hasta que, de pronto, desaparezca, el destino de la época…
QMX/cgr