Abanico
Puede parecer que 22 horas son poco tiempo, de no ser por la precisión, concreción y buena disposición de la visita presidencial de Barak Obama a México.
El presidente Ernesto Zedillo y William Clinton lograron no solo entenderse sino caerse bien, tanto que en la visita a Yucatán, casi al final del sexenio, pidió su saxofón para interpretar algunas melodías.
Bush padre se entendió con Carlos Salinas de Gortari, pero eran evidentemente de generaciones distintas. Vicente Fox y su canciller Jorge Castañeda se equivocaron, perdieron el “timing” y la relación se perdió, a pesar de que ambos presidentes gustan de lo vaquero.
El ex presidente Calderón perdió el rumbo y ni con Bush ni con Obama logró avances. Su proyecto de guerra al narco y al crimen organizado desdeñó todos los otros aspectos de interés común para los dos países vecinos.
La inercia de una relación distante a pesar de la vecindad pudo predominar a lo largo de los meses y los años por venir. Pero se rompió gracias a la preocupación del presidente Peña Nieto por incrementar e incentivar los lazos de unión entre México y los Estados Unidos.
Romper el círculo vicioso de una relación distante es el principal logro del encuentro Obama-Peña. La visita duró 22 horas pero fue muy productiva, sin tiempos muertos, sacándole jugo a cada minuto.
Tenemos que asegurarnos de que nuestras economías sean siempre competitivas, señaló el presidente Barack Obama y, aplaudió lo que llamó “una actitud determinada” del presidente Peña Nieto al abordar las llamadas reformas estructurales.
Por su parte, para el mandatario mexicano, “queremos una relación multitemática”. Ambos países quieren reforzar su relación económica y comercial sin dejar de lado otros temas. “Hemos revisado las enormes potencialidades y oportunidades que presenta la relación que se ha logrado de carácter comercial y económico”. La relación puede fortalecerse si ambos gobiernos encuentran fórmulas compartidas, abundó.
“México tiene que tratar sus temas de manera interna”, señala Obama al referirse a la colaboración de seguridad entre las naciones.
En la conferencia de medios conjunta, los dos mandatarios dieron a conocer cuatro acuerdos base: el primero es conformar un grupo para el diálogo de alto nivel que permita potenciar la relación comercial de México y Estados Unidos. En segundo, determinaron apoyar de manera conjunta entre México y Estados Unidos, a los emprendedores y a las PYMES. Como tercer acuerdo apoyarán conjuntamente a jóvenes (nivel superior y medio superior) de ambas naciones para tener intercambio. México y Estados Unidos deberán transitar de la simple vecindad a una comunidad plena, fue el último acuerdo.
Por eso, Obama, entre otras cosas, afirmó en corto y en público: “Soy optimista de lograrla (reforma migratoria), quizá la reforma no contenga todo lo que quisiera, pero tampoco todo lo que los republicanos quisieran, pero debemos trabajar sobre una base común para alcanzar un acuerdo. Éste es el momento”.
También: “Es natural que el nuevo gobierno en México sea cuidadoso en cuanto a combatir el crimen organizado, habrá fuerte cooperación” .
“Los vínculos entre los dos países van más allá de partidos”. “Lo que me interesa en una reforma para regular armas no sólo son las muertes en México sino también en EU”.
“Cuando prosperan los Estados Unidos, México prospera, cuando México prospera los Estados Unidos prosperan”, sintetizó.
La visita fue rápida pero con ella se logró derribar barreras, malentendidos y activar el diálogo, la cooperación, la buena vecindad, el apoyo y la solidaridad. Esto obligará a mucho trabajo, especialmente del lado mexicano. La puerta quedó abierta.
QMX/am