El INE y la complicidad
El actual período ordinario de sesiones del Congreso está a punto de terminar. Las sesiones que restan, difícilmente podrían alcanzar para resolver una agenda de temas complicados. Así, la posibilidad de un período extraordinario salta en el escenario. Y con ello, la multiplicación de las tensiones políticas.
El gobierno federal tiene prisa. Desea avanzar en las llamadas reformas estructurales. Y tiene listos los proyectos para ello. Sus prioridades, y todo mundo lo sabe, están en estos momentos en el terreno educativo y en el avance en el campo de las modificaciones fiscales, para dejar para la parte final del año, todo lo relacionado con la reforma energética.
El Congreso, atrapado en la agenda del Pacto por México, ha logrado respaldar los proyectos, por más que es en el Senado de la República en donde las cosas suelen detenerse más de lo esperado, cuando no ser modificadas de manera tal que provoca trabajos de reingeniería y de emergencia.
Para las oposiciones, el tiempo se ha complicado. Las elecciones en 14 estados están a la vuelta de la esquina. Y los augurios no son alentadores.
Así, las dirigencias del PAN y el PRD entraron en un terreno pantanoso. Si mantienen su apoyo al Pacto y pierden las elecciones, deberán responder ante sus partidos por el apoyo al gobierno y el retroceso en las urnas.
Si por el contrario, condicionan su respaldo al Pacto al resultado en las elecciones, pasarían a un nivel en el que, la derrota podría ser simplemente, catastrófica.
No parece que el PRI vaya a tener demasiados problemas en las elecciones de julio próximo. Después de todo, sólo hay una gubernatura en juego, que actualmente está en poder del PAN. Así. El PRI puede simplemente esperar que los resultados caminen sin problema. Y Puede esperar que los partidos de oposición tomen sus decisiones.
Si los rivales se alejan del Pacto y las elecciones son para los priístas, PAN y PRD se habrán quedado sin nada y con el riesgo de ser marginados de muchas decisiones futuras.
De esta manera. PAN y PRD han lanzado algunos señalamientos en los que parece obvio que más que otra cosa, lo que buscan es presionar al gobierno para que les “garantice” alguna posibilidad electoral, mediante el control del priísmo.
Pero lo que ofrecen es más bien poco.
Si las oposiciones se niegan a respaldar la verdadera reforma educativa, no sólo le abrirán paso a sus rivales internos, sino que perderán respaldo popular. Si se niegan a respaldar la reforma fiscal, quedarán ubicados como aliados de los hombres del dinero, con lo que mucho de su discurso se vendrá por tierra.
Y el PRI ganará de todas todas.
El momento de saber si las oposiciones son capaces realmente de hacer política ha llegado. Los grupos al frente del PAN y el PRD requieren del apoyo político del gobierno para enfrentar sus crisis internas. Y ese apoyo no puede ser a cambio de nada.
Así, el discurso de Enrique Peña Nieto en el que habla de que a su gobierno le interesa resolver el problema del hambre más allá de los procesos electorales, parece ser un aviso, muy claro, no para su equipo de trabajo o sus compañeros de partido. Parece ser una señal de alerta para sus rivales.
Y no falta mucho para saber si el mensaje se entendió cabalmente.
QMX/nda