Teléfono rojo
En los que avanzan las investigaciones para aclarar el origen de las explosiones ocurridas en Boston, Massachusetts, el gobierno de Barak Obama, por lo pronto, reactivó todos los mecanismos de seguridad ante la amenaza terrorista que se construyó a partir de los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, en Nueva York, cuando el mundo cambió.
La sola amenaza del resurgimiento de atentados terroristas en territorio estadounidense detonó las alertas y las medidas drásticas de seguridad internacional. Este ingrediente no estaba presente cuando, hace unas semanas, se acordó el encuentro entre el mandatario estadounidense y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
Aunque la agenda real incluye decenas de temas, el más relevante para México es el económico, seguido o incluido ahí mismo, por el de los inmigrantes mexicanos que esperan ansiosamente su regularización legal.
Buen trabajo diplomático tendrá que realizar el canciller José Antonio Meade, el embajador de México en Washington, Eduardo Medina Mora, así como el subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza, para mantener los temas importantes y evitar que el de la llamada seguridad arrincone la agenda.
Sin embargo, este cambio de coyuntura, a querer o no, cimbra también, el avance de las reformas en telecomunicaciones, energética y educativa que aparentemente avanzan.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?, podrá preguntarse y la respuesta es que, simple y llanamente, cuando los Estados Unidos se mueven ocasionan cambios en su zona de influencia y resulta ser que México, nuestro país, es el más próximo con quien comparte una frontera de muchos cientos de kilómetros.
Las autoridades estadounidenses declararon el estado de alerta en todos los puertos, aeropuertos y puestos fronterizos del país, así como la suspensión total de actividades en el Aeropuerto Internacional Logan de Boston.
El miedo, todos lo sabemos, es mal consejero y los Estados Unidos sienten temor de sufrir un ataque como el de septiembre de 2001. Este acontecimiento se da en el marco de la aprobación de una reforma migratoria por el Congreso de Estados Unidos.
“Hemos dicho con toda claridad al gobierno de Estados Unidos que estamos listos a acompañar este proceso y si se realiza la reforma migratoria en Estados Unidos, nosotros le daremos la mayor de las bienvenidas”, expuso el subsecretario de Relaciones Exteriores, Carlos de Icaza. Confió que de un momento a otro, se apruebe la reforma migratoria, pero reconoció que su proceso tardará tiempo en su instrumentación.
“Es de esperarse que la reforma migratoria progrese y estamos muy, muy atentos para prestar la colaboración que se requiera”, dijo De Icaza. “Nuestros trabajadores migrantes son personas que no están documentados o no tienen papeles o no tienen autorización, pero son personas que trabajan en las sombras y que han hecho una contribución muy positiva y muy importante, y lo hacen todos los días a la economía y de sus familias”.
El encuentro Obama-Peña Nieto es inminente y ojalá que esta coyuntura facilite el acercamiento, el trabajo común y la solución de viejos problemas en la relación entre dos países vecinos. El gobierno de Peña Nieto, por lo pronto, actuó oportuna y eficazmente haciendo llegar los mensajes de condena al terrorismo y apoyo al gobierno estadounidense.
QMX/am