El ISSSTE, fantasioso y macro de Martí Batres
El mensaje desde el poder se mantiene. Y la respuesta desde la oposición a la reforma educativa no cede. La confrontación deja ver que, contra lo que se supone, los tiempos podrían haberse modificado sin que muchos lo hayan entendido.
Ayer, el gobierno federal, lo mismo el presidente de la República, que el Secretario de Educación Pública, reiteraron el mensaje de los últimos días. La ley no se negocia, por un lado, y por el otro, que la reforma educativa será para beneficio de todos, incluidos los maestros.
En otras palabras, no se aceptarán las presiones y los cambios que desean los maestros que se oponen a la reforma, no tienen mayor posibilidad de avance.
De esta manera, es el frente opositor el que ha mostrado tener una estrategia que pocos pensaban pudiera existir. No sólo no han dejado la trinchera, sino que aumentaron los temas de la agenda a discutir.
Cuando los maestros decidieron abandonar la carretera a Acapulco, o cuando se determinó el regreso a clases, hubo quienes pensaron que el problema había entrado en una ruta de salida, con la victoria aplastante del gobierno federal.
Pero la verdad parece muy diferente.
Loa maestros en Oaxaca han mostrado tener una estrategia política eficiente, y han llevado al gobierno estatal a una posición en la que si se opone a su lucha, no tendrá márgenes de maniobra. Y en Guerrero simplemente dieron vida a un movimiento popular, con lo que el temario a tratar con el gobierno deja de pertenecer al magisterio, para convertirse en una bandera de alcances mucho más grandes y mucho más serios.
Gobierno y profesores saben que las negociaciones por el incremento salarial, que deben estar terminadas para el 15 de mayo próximo, dejaron de ser el soporte para las negociaciones. El tema de incremento en el salario de los maestros no es ya más que la pantalla tras la cual quedan todos los puntos de discusión que ahora pasan a ser más amplios y conflictivos.
Esta situación deja ver que los maestros han abandonado la línea del magisterio como eje. La sostienen como parte fundamental del problema, pero ahora buscarán colocar en la mesa del debate algunas otras cuestiones que, por lógica, modificarán mucho el escenario tradicional de las negociaciones con los maestros.
Del mismo modo, es obvio que esto modifica los tiempos tradicionales. Y no parece descabellado pensar que las movilizaciones o cualquier otra cosa que tengan planeada los opositores, podría adelantar sus movimientos.
Esto es, si se esperaba que llegara mayo para ver las movilizaciones de los maestros, ahora, con un “movimiento popular” como eje, las condiciones cambian. Y ello cambia del mismo modo, los momentos para ejercer presión.
La reforma educativa es el punto de choque. El gobierno mantiene su posición y sus discursos. Muestra la fuerza y no parece dispuesto a ceder en nada.
Del otro lado, elevan la apuesta, y anuncian nuevas posturas. Y con ello, cambian todo el escenario. Falta saber sólo si el gobierno lo entiende y puede controlar el reto, o si todo queda en la apariencia y ninguna de las partes se decide por la verdadera confrontación.
QMX/nda