Abanico
El gobierno del Distrito Federal ha colocado en la imagen de Marcelo Ebrard una nueva losa, ahora a causa de las llamadas “placas de papel” con las que un buen número de autos circulan por la capital del país. Y el nuevo golpe no es menor. Y sí en cambio, deja ver la estrategia que el extitular del gobierno del DF manejó como parte de su intento por alcanzar una candidatura presidencial.
El tema de las placas, que pone de manifiesto otra vez, la incapacidad de Ebrard para resolver los problemas y al mismo tiempo, su ambición por “aparecer” como un jefe de gobierno ejemplar. Pero ello ya no es nuevo. Ahora, lo importante es que desde el nuevo gobierno, se pone a Ebrard bajo presión.
Marcelo Ebrard pretende alcanzar la dirigencia nacional del PRD. Quiere ser el conductor de la izquierda nacional. Y ha puesto sus condiciones. Quiere un partido, pero que rompa con el nuevo gobierno. Esto es, que deje de participar en el Pacto por México.
Y las respuestas han sido por demás fuertes y bastante claras.
Se habló ya, de la corrupción en las obras de la famosa Línea 12 del Metro. La obra que según Ebrard y su publicidad, se colocaba como la más importante en el país y en Latinoamérica, en los últimos 30 años.
Obra sin terminar, con sobre precios, con gastos sin justificar y con tantos hoyos negros que el señor Ebrard ha pasado momentos muy incómodos para defenderse.
Pero ahora, antes de que pueda salvar el problema planteado desde el nuevo gobierno en el DF, salta el tema del News Devine, la violencia desatada el pasado 1o de diciembre y varios puntos más.
Al mismo tiempo, aparecen obras irregulares a lo largo y ancho de la ciudad capital en donde no sólo las delegaciones quedan mal paradas, sino que salta a la vista que el gobierno de la ciudad simplemente permitió que los funcionarios de todos los niveles, “soltaran el gato a retozar”, a costa de la ciudadanía.
Se recuerda el caso de la “estatua del tirano”, el donativo de varios millones de dólares de parte del gobierno de Aserbaijan, corrupción en más obras y la tan negada y nunca bien enfrentada, explosión de violencia en la ciudad.
Pero si se pone atención en lo que hace y dice el gobierno de Miguel Mancera, tan decidido para lanzar culpas hacia atrás, tendremos que mucho de lo que hace y dice no sólo no soluciona el problema, sino que despierta muchas dudas.
Así, si se toma el caso del 1o de diciembre, valdría preguntar si todo el problema se resolverá, como siempre, con castigos a los policías, que reciben órdenes, pero no se tocará a los mandos superiores.
O el caso de la citada nueva línea del Metro, que implica la obligación de investigar muchas cosas, desde la entrega de la obra sin terminar, hasta el sobre precio de los trabajos. ¿Se hará realmente una investigación seria y habrá sanciones a los verdaderos responsables en el caso de que existan, como todo hacer indicar, actos de corrupción?
Marcelo Ebrard ha dejado de ser el “mejor alcalde del mundo”, para enfrentar una larga lista de irregularidades cometidas a lo largo de su administración. Pero Miguel Mancera, que quiere ser popular antes que efectivo, podría seguir el mismo camino, con la diferencia de que para éste último, podría no haber tanta tolerancia ciudadana.
QMX/nda