
Libros ayer y hoy
Algunos empresarios la alientan, para deshacerse de los excedentes de inventarios y mantener los altos precios de sus productos.
Se quejan los fabricantes y comerciantes por la economía informal y la piratería, como si ellos fuesen ajenos a las consecuencias de esos hábitos del comercio y del mercado de trabajo al margen de la recaudación fiscal.
La desaparición de todos los controles estatales para regular la economía es el detonante del crecimiento geométrico de la piratería y la informalidad, porque el costo para adquirir algunos de los productos de ocio, entretenimiento, salud y moda, está más allá de las posibilidades de los salarios pisados por el outsourcing; en cuanto al mercado de trabajo, quienes buscan ingresos ajenos a la delincuencia organizada, pero también desligados de los bajos salarios y la imposibilidad de ahorro y vida con dignidad, prefieren eludir el pago de impuestos, garantizado en la economía informal.
Lo explica con detalle Roberto Saviano en Gomorra: “Aquí se forja la mayor parte de la economía de la nación. Cuáles sean las estrategias para su obtención, es lo de menos. Es necesario que la carne de matadero permanezca empantanada en los barrios de la periferia, reviente en el caos de cemento e inmundicia, en las fábricas clandestinas… Y que nadie lo mencione, que todo parezca una guerra de bandas”.
A lo largo del libro se esfuerza para que los lectores comprendan cómo y por qué son los mismos fabricantes los que alientan la piratería, y es el gobierno de la ciudad de Nápoles el que fomenta la informalidad de la economía. Lo mismo sucede en todo el mundo.
Para qué se lamenta Francisco Funtanet, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, Concamin, porque en México 88 por ciento de los consumidores han adquirido algún producto pirata, lo que representa una afectación para sectores como el de fonogramas, cinematográfico, vestido, farmacéutica, calzado, software, editorial, vinos y licores, juguetes, entre otros.
Las cifras fueron dadas a conocer durante el foro Primer Diálogo con Sectores Industriales Afectados por el Contrabando y Piratería en México, donde además se quejaron de que el tamaño de la economía informal es preocupante: “14 millones de personas forman parte de este grupo: 29.2 por ciento de la población económicamente activa, según el Inegi”.
Las cifras pueden parecer alarmantes: sostiene la Concamin, 85 por ciento de los ambulantes no están integrados a esquemas de control de la autoridad; 56 por ciento del softwear que se comercializa en México es ilegal; 60 por ciento de los productos vendidos en la vía pública son ilegales, y 17 por ciento del mercado total de cigarros es ilegal.
¿Podrá revertirse esta realidad económica? Para lograrlo se requiere de la colaboración de los fabricantes, para que en lugar de canalizar a través de la piratería y la informalidad sus excedentes de inventario, para mantener sus precios, vendan a costos razonables, de tal manera que el mercado pueda reactivarse para crear empleos, y se paguen impuestos.
El boom de la piratería y la ilegalidad es consecuencia directa de la desregulación total, es parte de la economía y ayuda a establecer controles al estado de ánimo de la sociedad.
QMX/gom