Abanico
Apenas en noviembre del año pasado, la entonces secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Cristina Díaz –quien también ocupó en años recientes la presidencia del partido–, presuponía que la plana completa priista acompañaría moral y políticamente en su mandato federal, al entonces presidente electo de México, su correligionario Enrique Peña Nieto.
Díaz señaló puntual, que el Revolucionario Institucional mantendría la “sana distancia” con el gobierno de Peña Nieto, pero sin descuidar la relación de apoyo al Ejecutivo para enfrentar los grandes temas nacionales.
La “sana distancia” fue una regla de conducta política que enunció Ernesto Zedillo durante su mandato en relación directa a su partido el PRI, pero que en la práctica consistió en una barrera que impuso a sus correligionarios para que a su conveniencia, Zedillo tomara decisiones unilaterales desde el Poder Ejecutivo.
Felipe Calderón, retomó la práctica zedillista, nombrándola como “prudente distancia” que igual sirvió como un apostolado político, pero en el terreno también funcionó a interés del propio Calderón.
Esos atavismos presidenciales, eran precisamente a los que la priísta Cristina Díaz se refería, no se desarrollarían entre gobernadores, alcaldes y legisladores priistas y el propio Enrique Peña Nieto. Sin embargo, el día domingo durante la XXI Asamblea Nacional del PRI declaraciones e intenciones al respecto, quedaron sepultadas luego de que entre otras cosas se avaló que el presidente Enrique Peña Nieto encabezará el Consejo Político Nacional. Esto refiere que el presidente de México, y priísta por supuesto; tendrá capacidad de incidir y también de decidir sobre aspectos importantes en la vida interna de su partido.
Me queda claro el imposible alejamiento de los priistas de quien ahora ven como su máximo líder, pero el camino inverso tiene muchísimos riesgos para la vida política del país, pero por el momento no para el Revolucionario Institucional. Pero cuidado. En la práctica, esta injerencia presidencial en la vida de su partido tampoco garantiza nada.
El propio Gustavo Madero desde la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), admitió en el discurso inicial del Consejo Nacional de los panistas, que durante los 12 años de administración federal del partido, éste se convirtió en el satélite de los gobiernos correligionarios en todos los niveles y se desdibujó como institución.
Queda ahí la reflexión panista y que al final, no le garantizó la permanencia en el Ejecutivo.
Acta Divina…El 2 de julio, luego de la jornada de elecciones federales, Enrique Peña Nieto, enunció un discurso en el que se destacó el enunciado: “Gobernaré para todos”.
Para advertir…¿Cuál será la responsabilidad del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal en el reclamo empresarial relacionados con la Línea 12 del Sistema Colectivo Metro, de 4 mil millones de pesos adeudados por las arcas del gobierno local que ahora encabeza Miguel Ángel Mancera?
QMX/cr