Libros de ayer y hoy
De no tomarse las medidas adecuadas, la migración más que resolverse con un trámite legal, será, si es que no lo es ya, un problema social no solo para el migrante sino también para la que quizá sea su morada temporal.
Instituciones de gobierno y humanitarias no podrán contra la descomposición social que está generando una sociedad inestable, pues en el caso de los migrantes sin recursos y sin posibilidades de regularizar un estatus legal, posiblemente no se sienta comprometida con las leyes locales y falte a las conductas ciudadanas básicas para convivir en armonía y respeto.
El problema se agrava cuando los migrantes quedan varados sin llegar a su destino, convirtiéndose en transmigrantes estancados. Como sucede con muchos de los que transitan por México a través del tren conocido como la Bestia provenientes del sur de México con rumbo a Estados Unidos, corriendo el riesgo de convertirse en eso, en bestias para sobrevivir debido a las experiencias salvajes que padecen al enfrentarse a depredadores que los asechan para extorsionarlos o insertarlos al crimen.
La emigración sin control está rebasando no solo a las instituciones sino a las mismas leyes básicas de convivencia. La ayuda y los servicios no son suficientes, dejando de ser un inocente migrante para convertirse en una presa fácil de extorsión y marginación, corrupción y crimen. Si es que no se era con anterioridad pues ya es notoria en ciertas partes de México la presencia de pandilleros centroamericanos.
México, en este aspecto, es la nueva tierra de cultivo. Aun cuando el Congreso mexicano en un gesto humanitario les da la bienvenida en su travesía hacia los EU. Pero es solo retórica y esfuerzos descoordinados. En los hechos y de acuerdo con las experiencias contadas por los propios afectados, derivan en tráfico humano, trata de personas, violaciones, explotación o usados como mulas de drogas.
Los transmigrantes que quedan atrapados en México son víctimas y victimarios. En su afán de llegar a su destino no se comprometen y no se establecen formalmente en las comunidades por las que pasan. Por lo que algunos no tendrán lealtad al lugar o la intención de ajustarse a las reglas. En caso de recibir maltrato o abuso de la sociedad, del crimen organizado o autoridades, esta se convertirá en resentimiento.
Gobiernos de México y EU, como organizaciones civiles y religiosas –incluida la labor heroica del padre Solalinde-, estarán incapacitados para atender la demanda de protección, alimentación, vivienda, educación, médica y sicológica. Situación que podría terminar en actividades informales u obscuras de los transmigrantes.
Con un eslogan del Congreso en los medios de comunicación diciendo “bienvenidos” no los deja exentos de la miseria y la explotación, o el crimen. Es cierto que hay casos de inmigrantes que se pueden contar como exitosos al llegar a su destino, pero son la excepción, pues un número muchísimo mayor siguen siendo parte del reto o del problema.
En México se les da la bienvenida sin garantías, una oportunidad de nada y un futuro incierto. Y lo que es peor, incapacidad para enfrentar las consecuencias al no poderles cumplir.
Se promueve tratar bien al transmigrante de hacerlo sentir como en “casa”. Pero solo por anhelo de ganar credibilidad de país civilizado y compasivo ante EU para reclamar el mismo trato. Pero basta ver que no es así cuando en México las “marías” locales, padecen discriminación e indiferencia en las calles con crías estirando la mano por unas monedas, o removidas de la vía pública por dar mala imagen. Ni sociedad ni autoridad están sensibles al problema y menos capacitadas para enfrentar las consecuencias.
Por otro lado es inconcebible que alguien pague 10 mil dólares por llegar a un destino, cuando la gran mayoría que ya llegó no logra ver esa cantidad junta en años o nunca. Lo que indica que no solo se busca tener mejor suerte económica sino huir de la desgracia causada por la desilusión de vivir sin esperanza por culpa de promesas incumplidas como las “bienvenidas”. Problema grave que si no se resuelve con un trámite legal posiblemente convierta al transmigrante en una bestia.
En caso de llegar al destino-EU- y debido a las nuevas leyes migratorias será casi imposible adaptarse a la sociedad formal, y quedarían también gran parte en una situación de marginación y explotación. Con las consecuencias ya sabidas como el pandillerismo, drogadicción, familias disfuncionales, etcétera.
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