Libros de ayer y hoy
Elba Esther Gordillo y quienes le acompañan en su lucha política, han entendido que la famosa reforma educativa, hasta el momento, no es un problema real. Pero saben que al momento en que se presenten las adecuaciones reglamentarias, la batalla será descarnada y a muerte.
Así, la profesora Gordillo ha iniciado una lucha no en contra de la reforma, sino en favor de la claridad de las posiciones. Esto es, ha entendido que lo que le hace falta a los maestros, es poner en claro qué es lo que se tiene, qué es lo que se busca y qué es lo que puede pasar si la reforma no es cabalmente explicada.
Por ello, y aún cuando ha dejado en claro que su batalla es contra el Congreso, ha enviado a los coordinadores parlamentarios, una carta de varias cuartillas, en las que les recuerda qué es lo que en verdad se encuentra en el fondo de los cambios propuestos. Y con toda intención, deja ver que la lucha nada tiene que ver con un sindicato o con otro, sino con las obligaciones del estado en el terreno educativo.
La señora Gordillo trata en pocas palabras, de llevar el debate a las definiciones totales. Y ello tendría que arrancar con una declaración del gobierno federal. Y esto tendría que ser en relación con el contenido del artículo 3o constitucional en la parte que establece la obligación de brindar educación, laica, gratuita y de calidad.
Sin muchos aspavientos, pero sí con la idea precisa de que es lo que suceda, la dirigente magisterial marca un paso sencillo para identificar el problema: “basta con analizar” las propuestas de la OCDE, de Mexicanos Primero y después del Pacto por México, para que queden a la vista “las extraordinarias similitudes” y para entender que las propuestas del organismo internacional fueron puntualmente satisfechas.
Del mismo modo, recuerda que Mexicanos Primero es una organización “con un claro sentido empresarial”, por lo que sus demandas son las mismas que aquellas presentadas por la OCDE, y que también son respaldadas en la reforma.
Con este planteamiento, la profesora Gordillo lo que intenta es llevar el debate a la definición no sólo ideológica, sino definitiva. Habrá o no, avance en la privatización del sector.
El punto resulta evidente. No se trata de una simple evaluación. Lo que se busca es crear la necesidad de abrir el esquema de privatización en la educación. Y ahí es donde tiene que darse la batalla.
La profesora ha mostrado que no hay intenciones de desarrollar una guerra en contra del gobierno. Ha dejado ver que entiende las señalas para reducir la tensión política. Ha marcado a los rivales, que claro está, quedan lejos de la estructura formal del gobierno.
Pero también ha mostrado el riesgo que implicaría en estos momentos, dar paso a los intereses privados en el sector educativo.
La señora Gordillo sabe que el desarrollo de la estructura reglamentaria puede tardar un poco. Pero desde ahora inicia la batalla.
A final de cuentas, sabe que su lucha estará perdida al momento en que el gobierno se decida a dar su apoyo a los sectores privados. Pero supone que puede evitarse algo así si se logra demostrar lo caro que en el terreno político, resultaría una acción de esta naturaleza.
QMX/nda