Libros de ayer y hoy
Los seudo estudiantes del CCH que tomaron CU hacen con la autoridad universitaria lo que les place, como hicieron los del Consejo General de Huelga, que paralizó a la casa de estudios más de 9 meses en 1999, hasta que los desalojó la Policía Federal.
Tras de que tomaron las instalaciones de CU con golpes a maestros y estudiante y destrozos a placer, todavía se les ofreció perdonarles todas sus fechorías con tal que desalojaran, pero pusieron más condiciones y se pitorrean de la autoridad, ante la pasividad del rector.
Se les citó a dialogar el sábado y no acudieron; en la cita de ayer condicionaron el desalojo a que se reinstale a 6 expulsados del CCH de Naucalpan por su fechorías allá.
Se ve que en México no aprendemos, y quienes las autoridades dejan hacer, así se vulnere el Estado de Derecho y haya antecedentes funestos en el nuestro devenir nacional.
No se hizo caso del arranque del narco, muchas veces se le apoyó, a cambio de dinero, y cuando creció exponencialmente y el gobierno federal decidió intervenir, los gobiernos estatales no lo apoyaron, porque policías y aun funcionarios ya estaban minados.
No se trata de defender al ex presidente Calderón, pero él decidió enfrentar el problema y quizá nunca se callen sus críticos, que muchas veces parecen más cómplices de la delincuencia, que deseosos de que se remedio el problema.
Si se hubiera atacado pronto esto, otro gallo nos cantaría.
Cuando el ex gobernador de Nuevo León, Sócrates rizo declaró que los gobiernos hacían acuerdos con los narcos para permitirles continuar con el trasiego de drogas, se le fueron encima los políticos y lo conminaron a desdecirse, cuando él sólo reveló lo que era una constante.
Es público que en CU hay islotes en manos de mafias de narcomenudeo, que se utilizan también en otros menesteres, hasta en propaganda de Hugo Chávez, el gobernante venezolano en coma, y la rectoría se hace pato.
El famoso Auditorio Che Guevara es un ejemplo; pero el rector prefiere hacerse propaganda, en vez de frenar los delitos y tampoco los denuncia a la autoridad, parapetado en la autonomía.
El doctor Narro Robles quiso figurar en el gabinete del presidente Peña Nieto; no se le hizo, pero sale con su asiduidad en los medios a dar recetas sobre los problemas del país, antes que resolver los propios. “Médico, cúrate a tí mismo”.
El CCH de Naucalpan es otro ejemplo: seudo estudiantes montaron el narcomenudeo, y para que no les paren su negocio, patrocinan atrocidades en el plantel, desafían y pisotean a la autoridad universitaria, que tampoco da parte a la autoridad civil, escudada en la autonomía.
Lo malo es que esos delincuentes ya invadieron CU con sus paniaguados, que pueden tomar más instalaciones, y para que los saquen se requerirá, de todos modos, un golpe de autoridad y no de las mojigaterías actuales.
Un apunte final: no estaría por demás que el aparato de inteligencia federal indagara si no hay nexos de estos delincuentes con los que actúan en otros rumbos del país: Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Morelos…
A propósito de ligas subterráneas, vale recordar que la oposición de los campesinos Atenco a la construcción del aeropuerto internacional, que planeó Fox, la atizaron Carlos Imaz (jefe entonces del PRD-DF) Antonio Santos, Imanol Ordorika, ex agitadores de la UNAM, por órdenes de López Obrador, jefe del gobierno capitalino.
Por eso después los macheteros de Atenco desfilaban y blandían sus armas por el DF, y la policía hasta los protegía, en vez de detenerlos en flagrancia.
En México nos vamos acostumbrando a lo delictivo. No vaya a pasarnos lo que a la ranita de la fábula: que no reaccionó cuando empezó a calentarse el agua en que nadaba y, cuando quiso hacerlo, quedó hervida.
QMX/sfl