
Libros de ayer y hoy
Ningún municipio o estado experimenta en la tragedia ajena. Primero fue Ciudad Juárez y después Chihuahua completo; después Matamoros, a la que siguió Reynosa y Nuevo Laredo hasta llegar a Tamaulipas completo; siguió Torreón y Coahuila; simultáneamente Monterrey y Nuevo León.
Aparentemente la explicación de los colegas presidentes municipales y gobernadores es: “Pobres, eso no me va a pasar a mí”. Pero, cuando se dan cuenta, los mandatarios tienen el agua a las cejas y hace tiempo que quedaron como el título de la película que protagonizó Jack Nicholson “Atrapado, sin salida”.
Ese parece ser el destino al que llegó Acapulco y su actual presidente municipal, Luis Walton. El puerto ya devoró la carrera de otros políticos como el diputado Manuel Añorve, quien tras perder la gubernatura (ya antes había perdido a Acapulco) se refugió en “la burbuja” priista en la Cámara de Diputados.
El caso del ataque y violación a turistas españolas “tronó” a Walton, quien no creyó en la gravedad de la situación del municipio, declarado en bancarrota, o confió en exceso en su propia fortaleza o capacidad, hoy a punto de convertirse en incapacidad.
Acapulco se ha vuelto en símbolo y prototipo fallido del programa calderonista de seguridad y se volvió contraproducente porque hoy la violencia es distintivo acapulqueño y tema internacional.
Aunque la propaganda gubernamental festeje que la ocupación hotelera rebasa el 95 por ciento en los puentes vacacionales y que todavía hace pocos años los turistas de todo el mundo llenaban los hoteles de Acapulco, una de las llamadas joyas del turismo nacional que a lo largo de un sexenio perdió su brillo y se ha colocado como la segunda ciudad más violenta del mundo.
El delito crece y la autoridad se volvió simple espectador, por desconocimiento, miedo o complicidad.
Los escándalos provocados, tanto por la violación de las seis turistas españolas, como las recurrentes matanzas ahora le dan vuelta al mundo y alcanzan las portadas de diarios europeos y norteamericanos.
La inseguridad fue factor en contra, pues durante el sexenio pasado, el sector hotelero de Acapulco perdió alrededor de 15 millones de dólares de inversión proveniente de España. La Secretaría de Economía ha señalado que entre 2007 y 2012, el puerto sólo registró la llegada de 4 millones de dólares, pero tuvo una salida de 19 millones de dólares en 2007 y el resto de los años estuvo en ceros.
Con 789,971 habitantes, según datos del 2010 proporcionados por el INEGI, Acapulco, vive un severo declive originado por la violencia generada por los grupos criminales: Este problema motivó a que las fuerzas castrenses llegaran a la zona bajo el que el operativo Guerrero Seguro, pero los crímenes no cesan. La violencia en Acapulco se ha intensificado debido al conflicto entre La Barredora y el cártel de Jalisco Nueva Generación en contra de Los Zetas y células de Los Beltrán Leyva.
“Les debería de dar vergüenza a las autoridades de los tres niveles de Gobierno tener una ciudad así e invitar a turistas a que vayan allí a sufrir las consecuencias de violaciones, homicidios, secuestros”, dijo en una conferencia de prensa el director del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal José Antonio Ortega.
Exceso de confianza va acompañado siempre de soberbia, la peor consejera de los gobernantes.
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